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"Porque quiero demostrarle que soy una -berraca-"

Por: Pilar del Castillo Téllez

 

Alejandra Forero es una mujer luchadora y con un gran sentido del humor, que se siente “llena de vida y sueños”. Es alta, y de contextura delgada, “soy tímida pero coqueta”, comenta. Con su forma de hablar denota seguridad, a pesar de las adversidades de su vida. Pasa sus días desde la puerta invitando a los clientes a “Sabor y Aroma” su lugar de trabajo, y dedica su tiempo libre a estudiar Pedagogía Infantil.  Tiene 17 años y mide aproximadamente 1.70 cm. Su cara es redonda, sus ojos cafés y su cabello alborotado, con porte y elegancia, pero al estilo de una buena vendedora, pues ama estar en pantalón y la camiseta que la distingue como empleada de ese lugar.  

 

La Tercera es una de las carreras más representativas de la ciudad y siempre ha sido la vía comercial más importante de Ibagué. Desde su historia, “los primeros comerciantes llegaron a este lugar y los más importantes sitios públicos se ubicaron sobre esta vía”. Debido a la aglomeración de personas en este lugar, atraídos por los negocios y el comercio, desde el 2003, esta carrera se habilitó para que fuera solo peatonal.  Y aunque el comercio se ha descentralizado a otros lugares, la Tercera sigue siendo el espacio preferido de los ibaguereños y visitantes para comprar, negociar, pasear y para apreciar la cultural y la música de nuestra ciudad.

 

Aleja, como la llaman en su casa y su lugar de trabajo, ha sentido el rechazo por parte de su papá, desde que su mamá quedó en embarazo. Pues su papá nunca la quiso reconocer como hija legitima. Este rechazo lo ha recibido por parte de su familia paterna. Por lo que en compañía de su mamá decidieron radicarse en Pereira, donde vivió aproximadamente ocho meses. De allí, regreso porque Adíela, su mamá, a pesar de ser tan joven empezó a presentar complicaciones de salud. Ahora Aleja, vive en un barrio popular de la ciudad de Ibagué, con su mamá y uno de sus primos quien es su adoración. Su mamá, es el mayor motivo por el cual aceptó trabajar en “Sabor y Aroma”, una cafetería ubicada en la Tercera entre calles catorce y quince. Donde se encuentra una gran variedad de productos, atractivos para los peatones que pasan por el lugar.  “Nada como los buñuelitos que vendemos aquí” afirma.

 

“Sabor y aroma”, es uno de los negocios que tiene su papá por esta misma cera. Pues cada una de las panaderías que encontramos a lo largo del recorrido por la carrera Tercera, son de su papá,  uno de la más grandes y tradicionales de Ibagué, es la panadería y pastelería “Monte Blanco”, descrita por Alejandra como, “un patrimonio familiar, de donde todos despiertan el gusto de ser panaderos”.  De allí radica uno de los problemas y desacuerdos con su padre, pues mientras el añora que ella sea pastelera, Aleja sueña todos los días con tener su propio jardín infantil.  

 

Por motivos ajenos a su voluntad, y entre tantas discusiones que tiene con su padre, decidió validar su bachillerato con la idea de que el estudio nunca le serviría para nada. Se describe como una persona disciplinada, inmensamente feliz, respetuosa y a veces un poco perezosa, es apasionada por lo que hace, su trabajo y su universidad. Su papá le permite, los sábados, estudiar a distancia, gracias a la colaboración de uno de sus tíos que le permite luchar y soñar día a día, con su jardín infantil. Cumple con su trabajo  buscando una estabilidad, económica, para su mamá, quien trabaja en “Monte Blanco” y para ella, pues de esta manera puede ayudarse con sus gastos y su estudio.

 

Sabe con seguridad que en este pequeño lugar, que atrae clientes gracias a sus buenos productos desde hace seis años, esta su vida y su oportunidad de salir adelante y de demostrarse así misma, pero en especial a su familia que podrá salir adelante y hacer realidad cada uno de sus sueños. Con alegría Alejandra recuerda y cuenta acompañada de una inmensa emoción cada uno de los retos  que le ha puesto su vida, “soy una mujer guerrera y quiero demostrarle porque soy una berraca.”

 

Sus días inician a las cinco de la mañana, se levanta a dejar su casa arreglada y a preparar el almuerzo que lleva a diario a su trabajo, y no solo para ella, sino también para su mamá. Toda la semana añora que sea sábado, pues es el día que puede hacer lo que le apasiona, estudiar y conocer siempre un poco más de la pedagogía y de los niños. Uno de los momentos inolvidables de su formación profesional, fue el día que pudo invitar a su mamá a que la acompañara a clase.

“Ver la cara de felicidad de mi mamá, no tiene precio, por eso ahora valoro mucho lo que hace ella y mi tío por mí”, esos instantes la enamoraron más del estudio y en especial de su vocación.

 

Trabaja todos los días de la semana y aunque siempre anhela los sábados,  los domingos  aunque quisiera dedicárselos a su mamá y su primito, y a un poco de descanso, siempre trascurren igual. Aleja, a pesar del cansancio cada domingo está detrás de la vitrina ofreciendo cada uno de los productos que se hayan preparado para ese día.

 

Su vida no trascurre como la de una joven normal de su edad, extraña mucho salir, reírse  y poder dedicar un poco de su tiempo a sí misma, pues le encanta salir a comer en especial si es comida típica junto a una buena compañía. También le gusta ir al cine y escuchar baladas tomando una copa de vino.  No ha pensado ahora dejar su trabajo, pues sabe que esto le enseña a ser más organizada, y le brinda la estabilidad que a diario necesita.  Que con el estudio que está realizando logrará muchos más triunfos y reconocimientos.

 

 

Paisaje sonoro - Por: Pilar del Castillo Téllez
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Entrevista - Por: Pilar del Castillo Téllez
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