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Herardo y la basura con ruedas

Por: Lady Trujillo

 

A todos nos gusta transitar por una calle limpia, por un lugar que tenga canecas cerca para deshacernos de la basura que tanto nos estorba. En la Tercera existe un mecanismo que hace que las canecas tengan ruedas. No son cualquier cosa, son unas canecas adecuadas en un vehículo que conduce un joven de Interaseo durante todo el día y todos los días. Herardo Ducuara es el encargado de manipular este vehículo que se llama Stwal, es una especie de moto pero sin silla.

 

Herardo es un hombre soltero, gusta mucho de su trabajo porque disfruta la mayor parte del tiempo en la Tercera de manera solitaria, él se relaciona muy poco con las personas porque su trabajo no le permite detenerse a charlar, sólo se dedica a observar esa cotidianidad llena de afán, de flujo peatonal y de basura por ser puesta en su lugar. Es un hombre sociable y colaborador porque siempre quiere ayudar a las personas y a su ciudad, por eso, se define como una persona apta para el trabajo que realiza. Herardo incentiva a la población a hacer buen uso de las canecas de basura y aunque aguante, frio, calor o hambre, él está siempre transitando por la Tercera en busca de cualquier persona que necesite una caneca de basura.

 

El joven Ducuara es chaparraluno, proveniente de una familia numerosa. Creció sin una figura paterna desde los 12 años, ya que su padre murió por una falla cardiaca, misma causa de muerte de su madre, cuando él tenía 20 años. Él es el mayor de cuatro hermanos, logró sacar adelante su vida y la de sus hermanos, aunque todos están separados por cuestiones laborales o académicas aún se visitan.

 

Herardo tiene 27 años y casi toda su vida ha trabajado, ha sido hasta empacador en los supermercados, pero tiene en la mente que el trabajo que consiguió es una bendición y porta con orgullo su uniforme. Este hombre se siente muy afortunado de ser el elegido por Interaseo para manejar el vehículo Stwal, éste aparato lleva algunos meses  en la ciudad y desde el punto de vista de Herardo se ha notado el cambio, a medida de que la gente ve el vehículo acogen más la idea de usar las canecas y tener limpio el lugar.

 

Él resalta muchos aspectos positivos de la Tercera, por ejemplo, la gente que ya lo conoce le deja cargar la batería del vehículo, que tarda entre dos o tres horas en estar lista, o lo dejan escampar mientras pasa la borrasca. Su vida laboral en esta calle es buena, muchas personas que ni siquiera saben cómo se llama lo definen como alguien bastante importante en este sector de la ciudad, incluso dicen los transeúntes que con la llegada de él ha mejorado la pulcritud de la carrera Tercera.

Su relación con los vendedores ambulantes es buena ya que ellos le ayudan a tener limpio el lugar y lo llaman para que entre todos se vea el centro más organizado, Wilson, uno de los que vende “el machete del momento” afirma que Herardo está pendiente de la basura que él pueda tener para hacer la debida recolección.

 

Interaseo ha sido de vital ayuda para Herardo, no solo por tener su sustento, sino porque la empresa le ha generado valores, como la responsabilidad ambiental y el amor por su ciudad, que son importantes en su labor. Se siente decepcionado cuando ve basura en el piso y así no esté en horario laboral,  recoge el papel, vaso o botella y lo deposita en su respectivo lugar. Herardo no habla mucho en su tiempo de trabajo, él solo transita por la peatonal observando a cada lado, generando un pensamiento ambientalista desde el silencio de su vehículo.

 

Herardo trabaja de domingo a domingo, así llueva o haga sol, su horario inicia antes de las 10 de la mañana en la empresa, ubicada en Mirolindo, para recibir el vehículo cargado y listo para ser transportado por un motocarro al centro de la ciudad, el mismo motocarro lo recoge a las 7 de la noche en la Catedral, lo lleva a la empresa a dejar el vehículo y que éste sea revisado por el supervisor. Solo tiene una hora de descanso para almorzar, así que se sitúa en la plazoleta de la parte lateral de la Biblioteca Darío Echandía a comer y a descansar un poco.

 

Cocinar no es el mejor de los pasatiempos para este hombre, pero debido a la situación económica, Herardo procura llevar su comida al trabajo,  come lo que se le ocurra cocinar en el día, no le ve problema a la comida. La lleva en un bolso negro que se ubica en la caneca izquierda del Stwal, él recubre la maleta con muchas bolsas para evitar contaminar la comida, en ese mismo lugar lleva el cargador del vehículo y una agenda con números importantes.

 

Este hombre vive en El Vergel y aunque le quede lejos el trabajo, él va todos los días con la mejor actitud, para incitar a las personas a votar la basura donde se debe, y a sonreír, porque su trabajo lo hace feliz.

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