Plasmando arte

 

Por: Valentina Herrera

 

“El pasado es la construcción de lo que somos hoy, cada persona tiene una historia. Un camino recorrido que lo lleva hasta donde está hoy, cada uno es dueño se su propia verdad, yo soy dueño de la mía, de mi arte, mi arte cuenta mi historia”, señala Mauricio Castañeda, artista plástico ibaguereño, especializado en pintura y escultura de la carrera Tercera.

 

No hay olor más particular que el de la gasolina, una de las herramientas con las cuales trabaja Mauricio castañedo para pintar, para crear su arte. Lo primero que note al llegar a la plazoleta Daria Echandía fue aquel olor, seguido de una gran multitud que rodeaba a un hombre moreno, de edad adulta que sonreía y explica su pintura al mismo tiempo que la hacía.

 

Recuerdo el primer acercamiento que tuve con este pintor de cabello negro, orejas y ojos pequeños y manos grandes. Al principio lo note un poco alejado, me dio la impresión de que era un hombre desconfiado. Después de varios minutos de insistir accedió, me coloco una cita y me advirtió: “si no llega el día y la hora que es, no colaboro”. Nuestro segundo encuentro fue mucho mejor,  lo podría describir como algo más familiar, se ofreció a realizar una pintura, mientras dábamos transcurso a la entrevista, en el proceso personas llegaban admirar su trabajo, felicitarlo y a preguntar sobre este. Él dijo que mi pintura seria especial.

 

Mauricia Castañeda es un artista urbano de 45 años, padre de 3  hijos y esposo, que fue bendecido con manos mágicas, como las llama él, hechas especialmente para pintar, tallar y amar. Hace más de 20 años se dedica al arte, la forma en la que pinta; tan segura, versátil y rápida hace parecer fácil su labor, pero hay un trasfondo, una historia que lo llevo al punto en donde está ahora, a tener su conocimiento, a ser quien es.

 

Mauricio ha viajado por varias partes de Latinoamérica, siendo un gestor cultural del arte; Argentina, Chile, Ecuador y casi toda Colombia siempre buscando, un terreno fuerte donde echar raíces, decidió quedarse en el lugar que lo vio nacer; Ibagué. A sus 30 años se dio cuenta que su familia lo necesitaba en casa y que su arte también.

 

 Castañeda desde los 16 años salió de su casa a recorrer el mundo, pues como él lo indica su espíritu aventurero siempre lo llevo a lugares que jamás imagino, aunque en repetidas ocasiones durante su vida volvió a su ciudad natal. El afirma que salir de su casa lo hizo descubrir su pasión al arte.

 

“Mire, yo para el estudio era negado, tenía que salir a buscar a ver que hacía con mi vida, la calle me enseño hacer muchas cosas, tanto buenas como malas, he bailado, he sido estatua  de personajes artísticos urbanos, pero cuando aprendí a pintar y a tallar, descubrí que esa era mi vocación” señala Mauricio.

Sus ojos negros, su sonrisa un poco manchada y su sentido del humor negro lo evidencia como un hombre un poco difícil de entender, sus ideas, memorias lo hacen diferente y él lo sabe.

 

Hablando con Mauricio pude notar lo mucho que ama el arte y quiere ser un líder desde su conocimiento empírico en lo que es la diversidad artística callejera,  su trabajo es su sustento de vida pero también su pasión, como lo describiría él; su amante. Amante con la cual pasa todos los días más de ocho horas diarias; de lunes a domingo. Una jornada cotidiana, para el hombre de los ojos arrugados y cejas poco pobladas comienza desde la noche anterior alistando sus herramientas de trabajo.

 

-“¿Cómo se alistas usted para su jornada laboral?

-“Primero no es mi jornada, es el tiempo con mi amante; mi arte. Pues fácil, el día anterior cojo mi maletín negro, alisto las pinturas, las brochas, el papel, la cartulina, el agua, la gasolina. ¡¡¡Ah claro!!! Se me olvidaba lo más importante, me aseguro de que mis manos vayan también”, manifiesta Castañeda.

 

Su esposa lo describe como un líder en el hogar, en el arte y en la tercera, aspecto que se evidencia pues Mauricio Castañeda aparte de ser esposo, padre, artista urbano, es candidato al Concejo de Ibagué. La política es uno de los aspectos que más le interesa a este pintor pues a través de su vida ha tenido que luchar por valer sus derechos como artista urbano que según él son casi nulos en la ciudad de Ibagué, desea impulsar el arte y las diferentes maneras de expresar esto.

 

“yo quiero una escuela, hecha por artistas urbanos e empíricos para proyectar el arte de una manera diferente, para dar un espacio a los visionaros de hoy, para hacer valer nuestros derechos para enseñarle al mundo lo que creamos y de lo que estamos hechos, quiero cambiar las condiciones donde trabajamos, danos un espacio libre de tierra, lluvia, viento donde podamos entregar conocimiento y aprenderlo”, revela Mauricio.

 

Se me hizo evidente que es un hombre preparado y curioso, referente a todo lo que tenga que ver con su vocación, desde cómo se hace y aprende hasta que derechos lo amparan a él y a sus compañeros de la plazoleta Darío Echandía y la carrera Tercera. Es un visionario y soñador que idealiza algún día ser un precursor del arte en la ciudad, de velar por esta y los artistas empíricos.

 

“Él es un artistas, las personas lo toman como un líder y un amigo, aunque siempre está en su mundo, a veces baja a la tierra para velar por nosotros”, indica Miller Quevedo, estatua. Interprete de múltiples personajes en la carreta Tercera.

Mauricio Castañeda percibe la Tercera como un hogar, las personas que a diario lo rodean allí como su familia, su arte como su pasión, su familia como el motor que lo impulsa a levantarse cada día, su trabajo como su sustento de vida y sus metas como el impulso diario para levantarse cotidianamente a salir a buscar el pan de cada día pero más que eso, sus sueños.

 

Edad: 45

 

Núcleo familiar: Esposo y padre de familia de tres hijos (vive con ellos)

 

Edades de los hijos: 15, 7, 4

 

Hijo de padres pensionados

 

Años en la tercera: de 15 a 20 años