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Norma Constanza Melo: luchando contra la adversidad

Por: Paola Vargas

 

Exterior: día / Lugar: Paradero Panóptico / Hora: 5:00 am

 

Norma sale todos los días bien temprano de su casa en el barrio los Ciruelos, sector nor-oriental de la ciudad, dirigiéndose hacia su trabajo ubicado en el paradero del Panóptico, Cra. 8 con Calle 10, al lado del puesto de control de las busetas de la empresa Expreso Ibagué. Es ahí donde empieza el desafío para ella porque con esta actividad obtiene el sustento de su familia.

 

Pasan los minutos y se acerca el primer conductor para que el control le marque la pasada por aquél sitio. Ella amablemente lo saluda.

 

- ¿Buenos días Normita, como está?

- Bien mijito, gracias a Dios.

- ¿Será que hoy tiene pintado?

- Si, ya se lo sirvo Pelusa.

 

Él sigue su camino, ella espera a que otro conductor llegue ya que a tempranas horas de la mañana, no hay casi transeúntes por el sector. Norma es de piel morena, alta, acuerpada y de cabello negro. Se caracteriza por ser amable y amorosa con sus clientes. Es una persona muy dedicada a su trabajo, a sus 46 años ha dedicado 17 a trabajar como comerciante y dos como vendedora de tintos, se relaciona de manera amigable con la mayoría de conductores pues ellos son los consumidores de los diferentes productos que distribuye, vende ropa, zapatillas y accesorios. “la mayoría son muy cumplidos no tengo que cobrarles después de la fecha”.

 

Se sienta al lado de una mesa roja donde coloca los termos de varios colores que identifican fácilmente el tinto del pintado. Ella se siente parte de la empresa “más que una amistad, somos una familia”, ha asistido a varias actividades lúdicas de Expreso Ibagué donde el lazo de familiaridad con los conductores va creciendo cada vez más.

Al rato pasa una buseta de la ruta 15, ella coge una bolsa azul que tenía al lado de un termo y se la entrega al conductor. Eran monedas de diversas denominaciones, 100, 200 y 500 pesos. Normita, en ese momento se convirtió en la “cambiamonedas”. Se despiden cordialmente, él continúa con su ruta y ella vuelve a su silla.

 

Es madre de un niño de 13 años que estudia en la Normal Superior, es viuda. A pesar de los obstáculos que la vida le ha presentado se muestra humilde, alegre y sencilla. “Escogí este trabajo para darle una vida digna a mi familia, con esto he logrado satisfacer las necesidades de mi hijo después de que mi esposo murió”. Su hijo es el motor que la impulsa en su lucha diaria, de igual forma le dedica la mayor parte de su tiempo libre.

Aproximadamente a las siete de la mañana llega un señor, al parecer cliente de Normita hace muchos años porque lo saluda cariñosamente. Se sienta al lado de nosotras e inicia una conversación agradable mientras ella se para a servirle el tinto.

 

- ¿Tienen frio?

-  No, aunque quiere llover porque el cielo está nublado. Responde ella.

- ¿Y usted señorita?

- La verdad un poco. Está muy temprano y va a llover pronto.

 

El señor cuenta que la señora Norma es muy servicial con los clientes que aparte de atenderlos les pregunta sobre su estado de ánimo, “es muy atenta, apenas ve a lo lejos que se acerca un conductor se para a mirar que desea tomar”.

Al contar sobre la muerte de su esposo, manifiesta con voz entre cortada que ha sido un proceso difícil de superar, pues solo han pasado 16 meses desde que su fallecimiento. Padecía de cáncer de pulmón desde el año 2012, poco a poco empezó a bajar de peso y su rostro empezó a ponerse amarillo. “Mi esposo era un hombre muy guapo, lleno de vida, muy joven, tenía 45 años”, también era comerciante, vendía sus mercancías a los conductores de Expreso Ibagué, Cootrautol y Logalarza.

 

La competencia en este sector es muy reñida, ya que a pocos metros se encuentra otra señora que vende tintos, pero sus compradores son los conductores de la otra empresa de transporte público que pasa por ahí Logalarza, y al lado de ella se ubica un señor a vender jugo de naranja. Norma manifiesta, “cada uno hace su venta diariamente, aunque es una competencia reñida siempre logramos el sustento de este oficio”.

 

Norma trabaja hasta las diez de la mañana, diariamente se gana 40 mil pesos aproximadamente. Después se dirige hacia su casa en el barrio Los Ciruelos, ubicado en la comuna 6 cerca de Las Delicias. Llega a realizar las labores del hogar ya preparar el almuerzo. En las tardes sale a vender mercancía a los conductores, aunque a veces prefiere descansar en casa.

 

David Felipe le da mucha fortaleza a su madre, es hijo único y Norma agradece a la vida por haber tenido ese hijo ejemplar, le da consejos cuando se siente triste, “él me ha ayudado a pararme, me dice mami supéralo él está descansando donde está”. Se acuesta temprano porque debe levantarse al día siguiente a las cuatro de la mañana a arreglarse y salir a obtener el sustento diario, y como dice un viejo refrán “al que madruga, Dios le ayuda”.

 

Por Paola Vargas

 

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