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Todo bajo control

Por: Rosa Alzate

 

Ricardo Zabala, más conocido por sus compañeros de trabajo como el “Burro”. Se encontraba en su  horario laboral a las 2:00 de la tarde en el barrio Comfenalco, sector norte-occidental de la ciudad de Ibagué. Aun así no tuvo ningún problema en recibirme. Es un hombre carismático y amable.  Me ofreció algo de tomar, ya que estaba haciendo muchísimo calor, él pidió una gaseosa y yo le recibí una bolsita con agua, nos encontrábamos ya, en una tiendita a la entrada del barrio. Justo en los exteriores de esa tienda ejecuta su labor de control de buses de servicio público.

 

Lo acompañé durante su jornada laboral de la tarde de un viernes.  Mientras hacia su trabajo de contar minutos, anotar retardos y escuchar excusas; me contaba sobre su vida. Se mostraba muy abierto al hablar de su trabajo, los años de experiencia lo hacían rápido y tranquilo, conocedor de  todas las rutas de las busetas de la ciudad musical. De las busetas inscritas en la empresa donde labora y las  de las demás.

 

Don Ricardo es un Ibaguereño de 42 años. De los cuales, ha dedicado sus últimos 22 años al control de busetas de la empresa de transporte público Logalarza en la ciudad de Ibagué -Tolima. En la empresa ejerció como supervisor durante 10 meses y después como agente de control, su trabajo actual. Debe regular y llevar la frecuencia de las rutas que cubre la empresa.

 

Ricardo sale todos los días de su casa a las 5:00 de la mañana, con rumbo a su trabajo, a cumplir un turno de 10 horas diarias. Ingresa a su puesto de control a las 6:00 de la mañana, lo acompaña un radio, donde siempre sintoniza la emisora Radio Uno  y un tinto.  Hay un intermedio que lo reemplaza a la hora del almuerzo de 12 a 1 de la tarde, y termina su horario a las 4, cuando llega nuevamente el intermedio que hace el turno hasta las 10 de la noche.

En su trabajo es rotado cada 15 días por los puestos de control de la empresa, que están situados en el barrio Comfenalco, Plaza de Jardín, Modelia, Protecho, y Combeima.

 

 Don Ricardo es  querido por todos en trabajo y nunca ha tenido inconvenientes con sus compañeros. Le gusta mucho jugar fútbol, pero hace unos meses en el trabajo sufrió un accidente por lo que no ha podido volver a jugar. Por la avenida, de entrada al Jardín mientras recibía el turno de una ruta, una moto lo atropello y tuvo un esguince de tobillo que no le ha permitido volver a las canchas con sus compañeros. “Ese día del accidente no me dieron incapacidad, tuve que trabajar así accidentado, hasta el otro día si me dieron incapacidad por 15 días y es una gran tristeza porque me gusta mucho ir a jugar, pero por el accidente ya no es lo mismo”.

 

Ricardo solo tiene un domingo de descanso cada quince días, para poder compartir con su familia. Al hablar de su familia se nota un poco agrio y se hace  el loco,  me cuenta que vivía en unión libre, con Martha, su segunda mujer, la cual antes de esta unión ya tenía dos hijas. Él por su parte, tiene un hijo de 14 años con su primera mujer, pero no vive con él. Sonríe y dice – “hace quince días estoy viviendo solo, estoy separándome” y no me brinda más información.

 

En la empresa lo molestan por su gran interés por las mujeres, le dicen el “Don Juan” y Ricardo comenta que “toda mujer bonita merece mínimo que se lo informen” mirándome con una sonrisa coqueta.

 

Antes de trabajar en la empresa, estudió sistemas y mecánica de motores en el SENA. Culmino sus estudios; pero por cuestiones de la vida no pudo ejercer. En su juventud, mientras estudiaba hizo parte de diferentes grupos de danzas en el colegio y le gustaba participar en las fiestas del folclor, también me cuenta que le gusta pasear en sus días de descanso, (que son muy pocos)  y acompañar el día con unas  cervecitas, dice que cuando tiene tiempo le gusta salir a rumbear, que le gusta mucho bailar y sonríe.

 

Llegan las 5 de la tarde y Ricardo termina su jornada de trabajo, se despide muy amablemente y dice –cualquier cosa a la orden, acá me encuentra siempre.  Se dirige a entregar cuentas y luego a descansar, para empezar al otro día otra jornada laboral.

 

Este es el diario vivir de Ricardo Zabala, un señor que brinda un servicio a muchos ibaguereños, en un trabajo de admirar porque es de  tiempo completo, pero aun así siempre llega con sus chistes acompañados de una sonrisa y  que hace alegrar a sus compañeros en esas largas jornadas de trabajo.

 

por Rosa Alzate

 

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