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El sustento sobre ruedas

Por: María Fernanda Álvares Herrera

 

En muchas ocasiones se desmerita el trabajo de aquellas personas que están cerca de 18 horas al volante de un vehículo de servicio público y en especial las busetas. Equivocadamente pensamos que el “único” requisito es saber conducir y tener una licencia, pero contrario a ello, se necesita pasión y paciencia para desempeñar esta ardua labor.

Jesús Giovanni Parga Aponte,  tiene 41 años, de los cuales, 16 años ha dedicado a este oficio, él conduce una buseta que es de su propiedad; vive con su esposa y sus 4 hijos, es un ibaguereño acérrimo, amable, y muy espiritual. Así lo afirma él “al momento de salir a trabajar, para mi es primordial e infaltable darle gracias al Señor, y encomendarle el día para que todo salga bien, y claro está, le pido para que la buseta me trabaje bien, y pueda pagar todas las deudas”.

 

Él siempre se ha caracterizado por prestar un servicio único a sus pasajeros, mantiene su vehículo en optimas condiciones, y los documentos siempre están en regla, y lo más importante brinda amabilidad y atención a cada persona que día a día se movilizan en este medio de transporte, aunque más que eso, para don Jesús, es la herramienta de trabajo y su sustento diario.

 

Su jornada laboral siempre se torna pesada, pero el empeño y el amor por el trabajo, permiten que el día solo muestre una cara, y es la misma que él le brinda a sus pasajeros, una cara con una sonrisa grata. Sus días inician dependiendo la ruta que le hayan asignado, un ejemplo claro, es cuando debe realizar la primer línea que empieza a las 4:50 de la mañana con la ruta 18; por lo tanto para estar puntual se levanta faltando 20 minutos  para las 4 am, y ya estando listo, comienza su recorrido en el barrio Picaleña, zona bastante concurrida a esta hora, ya que muchas personas salen a laborar a distintas partes céntricas de la ciudad como plazas de mercado, despensas y bodegas donde dicha ruta hace su recorrido. Ante el cansancio, sueño, o algún dolor en su cuerpo, su mayor fortaleza es estar siempre de la mano de Dios y así lograr su meta del día, terminando su jornada a las 9:30 de la noche.

 

Don Jesús, siendo el propietario de su vehículo tiene claro que cada día le corresponde una ruta diferente, lo cual le permite prepararse emocional y espiritualmente a la jornada que le toque sin importar que tenga que madrugar o tal vez trasnochar, para ello debe tener en cuenta la asignación que realice  el “supervisor”, quien es el encargado de hacer  la programación de las rotaciones que se realizan por medio de un comité cada semana.

 

Durante su recorrido, tiene como obligación realizar algunas paradas para su registro de tiempo, los encargados de realizar esta labor son los “controles”, quienes tienen como función tomar el tiempo de cada ruta. La empresa Logalarza S.A, tiene asignados tres controles, y están ubicados de la siguiente manera: El 1ro está en la 23 con 5 (carril bajando), el 2do frente al c.c Arkacentro, y el 3ro se encuentra diagonal a la plaza del jardín, de resto cada ruta tiene su despachador, este proceso se realiza diariamente durante las 18 horas de labor que enfrenta don Jesús todos los días.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Cuando nos pasamos del tiempo determinado, nos “cuelgan”, por lo tanto nos hacen perder una vuelta, que puede ser de la ruta 18, 21, y 24, donde los controles nos cobran un recargo” afirma don Jesús. Cuando ocurren estas situaciones, que también son llamadas “Ganchos”, los conductores tienen que pagarle al control un recargo que oscila entre los mil y dos mil pesos, la cual se cobra también con el fin de evitar colapsos de movilidad en la ciudad, cuando se presentan en las horas pico, después de las doce del medio día, y de las seis de la tarde.

 

“Como propietario de la buseta, al conductor o al relevo se le cancela por medio de la empresa, por este motivo es necesario que nosotros como  propietarios le demos una cuota de 23mil 200 pesos a la empresa, y a los conductores les pertenece un cargo básico de 20 mil pesos, y 150 pesos de porcentaje por cada pasajero, en algunas ocasiones se bonifican por cierta cantidad de personas”, relata don Jesús Parga.

 

Como es habitual y necesario, cada buseta cuenta con una registradora, la cual es utilizada para tener el control y calcular cuántos pasajeros mueve el conductor cada día; para obtener el resultado preciso se tiene en cuenta el número al iniciar la ruta y nuevamente se toma el numero al terminar la jornada, este último se resta con el inicial y da como resultado el número de pasajeros que tuvo en el día.

 

Como lo cuenta don Jesús “La empresa no nos exige dejar o recoger los pasajeros en los paraderos ubicados en las diferentes avenidas. Pero si nos exige que la presentación personal sea indispensable, iniciando por el uniforme que se debe portar diariamente, y de manera correcta”.

 

El uniforme que portan los miembros de la empresa Logalarza S.A, está dotado por una camisa blanca manga corta, con un bolsillo en la parte delantera, que además lleva en su borde superior un bordado con el nombre de la empresa en letras de color rojo, y un pantalón de lino de color caqui.

 

Particularmente don Jesús, suele escuchar en su buseta música suave o cristiana, pues no es de su agrado la música popular, o de otros géneros que son característicos de estos medios de transporte público. Esta inclinación o preferencia musical, también la utiliza para que sus pasajeros se sientan cómodos y relajados.

 

Como el mismo se describe “me identifico por ser una persona tranquila, y por supuesto amable con los usuarios, ya que esto es el verdadero éxito de cualquier negocio, la buena atención llama la buena energía para mí espiritualmente”; de esta manera él se percibe como un hombre sereno y sencillo.

 

Don Jesús tiene algunas preferencias a la hora de trabajar, los sectores que le agrada recorrer, son básicamente la zona céntrica, la avenida 5a, avenida guabinal y barrio el Salado. Cuando culmina la mitad de su jornada, cerca de la 1 de la tarde, llega la hora de almorzar, por lo tanto, en la mayoría de las veces suele comer un “corrientazo”, que tiene un costo aproximado de 6 mil pesos.

 

Aunque no todo es color de rosa,  hace 3 años y medio, le ocurrió un hecho triste, cuando se dirigía al barrio Tierra firme, en la ruta 38, fue víctima de un atraco, este ocurrió cerca de las 8 de la noche cuando un hombre se subió por la puerta trasera en el momento en que otro pasajero descendía de la buseta, al terminar la ruta, sin quedar con ningún pasajero, este hombre se le acerco con un arma blanca, intimidándolo y obligándolo a entregar sus pertenecías. “Gracias al Señor no he tenido más percances, ese fue el único que me ocurrió a lo largo de mi trayectoria en este trabajo”, indica don Jesús.

 

Otros hechos menos peligrosos, y de cierto modo graciosos, le suceden regularmente cuando algunos pasajeros se enfurecen en el momento en que él no logra parar en el sitio exacto donde ellos se quieren bajar, pues de cierta manera en algunas ocasiones se torna complicado, ya que en la vía también transitan otros automotores. 

 

Él es una persona que tan solo con su forma de hablar, se muestra como un hombre noble y respetuoso, otra cualidad con la cual se identifica es su espiritualidad, ya que no solo la refleja en su alma, también se ve reflejada al interior de su buseta, más exactamente en la cabina del conductor, pues en el parabrisas se encuentra la imagen de Jesucristo, acompañada por un letrero el cual dice “Todo lo puedo en Cristo poderoso” y en la parte de la consola tiene la imagen de la virgen, y una guía corta de oración.

 

La buseta que maneja, y que es de su propiedad, es modelo 97, de placas WTK-030 con número interno LO-656 de la empresa Logalarza S.A, y aunque no es muy nueva, don Jesús la cuida y la mantiene al día para que siempre le responda en su trabajo y nunca le falle. Como propietario tiene el deber de revisarla constantemente, y aunque le hace una pequeña limpieza todos los días, cuando termina su jornada, observa su buseta como si nunca le hubiese dedicado por lo menos 10 minutos para realizarle aseo.

 

Solo cuenta con una buseta, la cual le brinda el sustento diario, por esta razón no pasa mucho tiempo con su familia, pero cuando logra estos espacios, no desaprovecha ni un segundo de su tiempo con su esposa y sus hijos, algunas veces se van de paseo, salen a comer, o simplemente realizan un plan en el que puedan compartir, y estar juntos la mayor parte del tiempo.

 

Cada año la empresa Logalarza S.A, realiza eventos para todas las familias de los integrantes de la empresa, normalmente estas actividades las realizan en la sede que está ubicada en el barrio El Salado. Estos acercamientos los hacen con el fin de poder llevar a las familias a espacios de unión y recreación, estas integraciones son de gran provecho y esparcimiento también para los conductores, quienes se dan el gusto de realizar campeonatos de futbol, y juegos populares como el tejo, rana y billar, los cuales cumplen con la función de distraer y obtener momentos de felicidad.

 

Por: María Fernanda Álvarez Herrera

 

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