Universidad de Ibagué
2017
Comunicación Social y
Periodismo
Mary Eva y su tenacidad
Por: Sarah Gallego Zúñiga
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n un restaurante de comida oriental ubicado en el sector de Prados del Norte de la ciudad de Ibagué es posible encontrar de domingo a domingo a Mary Eva Gómez Romero, una mujer de 29 años de edad, nacida en la ciudad de Maturín, Venezuela. A las afueras de Sakana, el restaurante especialista en sushi, iniciamos la conversación acerca de la historia de su vida.
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Mary Eva es la hija mayor de cuatro hermanos, su madre es diseñadora de modas venezolana y su padre ingeniero de petróleos colombiano. A sus 6 años de edad, ella y su familia se trasladaron a Colombia, precisamente a la ciudad de Bogotá, en donde permanecieron aproximadamente por un año, luego, sin embargo, se radicaron en países como Panamá, México, y Argentina debido al trabajo de su padre en una multinacional petrolera. "Viajar es muy chévere, pero también crea cierta inestabilidad emocional. Lo chévere es aprender lo mejor de cada cultura, la mente se abre, aprendí a ser más tolerante y hasta a combatir con el racismo".
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Antes de emprender los viajes Mary Eva vivía en Venezuela junto a sus abuelos maternos, por ello al enterarse del traslado laboral de su padre hacia otro país le era inevitable sentir una profunda tristeza por tener que partir de su ciudad sin ellos, pues era la primera nieta mujer y por ende el amor que le brindaban resultaba incondicional. Recuerda que su madre le dijo que en Bogotá la estarían esperando con una gran cantidad de regalos, con el fin de facilitar el proceso de la llegada. Sin embargo, al llegar a la capital colombiana, lo único con lo que se encontró fue con una sopa de tomate que ella misma recuerda terrible de sabor.
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Su infancia fue un poco desequilibrada debido al constante cambio de entorno y por tanto de amigos y compañeros de estudio, no obstante el estar junto a su familia le brindaba seguridad para lograr adaptarse a las diferentes culturas.
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A sus 13 años Mary Eva llegó junto a sus padres y hermanos a Ciudad de México y fue allí el primer lugar en donde sintió en carne propia lo que era el rechazo social y con decepción afirma, “allí las personas son muy superficiales, tienen los estereotipos muy marcados y por eso casi caigo en la anorexia, pesaba 68 kilogramos y fui discriminada”. Gracias al apoyo de su madre, su desarrollo emocional fue mucho más fácil, acudieron a una academia de baile para lograr disminuir su peso, se obsesionó tanto que llego a pesar 48 kg, pero aun así se sentía insegura con su cuerpo.
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Al regresar a Maturín, Venezuela, sus amigas y compañeras del colegio fueron quienes le hicieron caer en cuenta de lo poco atractiva que se veía con tan poco peso, así que gracias a ellas emprendió un proceso, con el fin de recuperar su peso natural y volvió literalmente a la vida. Transcurrió otro año en Venezuela y llegó el momento de partir nuevamente hacia Buenos Aires, Argentina, en donde su adaptación también resultó un poco complicada.
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“Aparte de que los argentinos son muy egocéntricos, son muy xenofóbicos también, no toleran que alguien extranjero les robe el oxígeno de su país”. Mary Eva y sus hermanos siempre ingresaron a colegios americanos cuando se iban del país, con el objetivo de llevar un proceso continuo de aprendizaje, y por ello resultaban ser colegios de alto presupuesto. Sin embargo, en el colegio en Buenos Aires percibió algo con lo que no se había topado antes, pues casi la totalidad de sus compañeros consumían todo tipo de drogas posibles, al notar aquello, Mary Eva tomo la determinación de salir de su casa únicamente para dirigirse al colegio, se cohibió de fiestas y reuniones para evitar caer en problemas innecesarios, a pesar de considerarse una adolescente alegre y sociable.
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Debido a que Mary Eva no compartió los malos hábitos de sus compañeros, ellos decidieron excluirla del resto de sus actividades, se convirtió entonces en un conflicto para ella ya que cursaba el último año de colegio y por obligación debía de graduarse con personas que ni siquiera conocía, hecho que le afectaba bastante. Sin embargo, su madre la animó hasta el último momento para que culminara sus estudios sin ningún tipo de percance y con una sonrisa afirma, “fue una época en la que realmente forjé mi carácter y mi personalidad”.
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Después de finalizar su bachillerato, regresó a Venezuela junto a sus abuelos, mientras sus padres continuaban radicados en Argentina. Su sueño consistía en ingresar a la Universidad Central de Venezuela a estudiar medicina, sin embargo el proceso se complicó al haberse graduado de un colegio americano, pues la traducción al realizar los trámites fueron imposibles, sin contar que el colegio de Argentina no se encontraba registrado en el Ministerio de Educación de Venezuela.
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Decidió quedarse entonces un tiempo en su ciudad natal mientras decidía su futuro profesional. En ese momento se contactó con una prima fisioterapeuta para que le comentara acerca de dicha profesión, ya que tenía la percepción de que era un poco más fácil que la medicina. Gracias a lo que su prima le indicó, le quedó sonando la idea y con ayuda de su abuelo, comenzó a trabajar como auxiliar de fisioterapeuta en clínicas de la ciudad, con el objetivo de descubrir si realmente despertaba un gusto en ella. Y así fue.
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Meses después, decidió regresar a Bogotá, con el fin de iniciar la carrera profesional de fisioterapia en la Universidad del Rosario de esta ciudad. Vivió en un apartaestudio durante los años académicos y con una sonrisa recuerda que “ya era toda una guerrera, pero aquí fue en donde en realidad me tocó crecer, mis primeros frijoles se me quemaron, pero fue lo que me hizo aprender, me hizo evolucionar.
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Al finalizar el primer semestre universitario, llegó a pesar nuevamente 45 kilogramos debido al poco tiempo con el que contaba para realizar sus actividades básicas ya que la mayor cantidad de tiempo estaba siendo absorbido por su estudio. Fue en este momento que decidió fortalecer su habilidad para la cocina a partir de las experiencias que tuvo al ver a su madre cuando vivían juntas, y gracias a todas las culturas gastronómicas que conoció ya que la variedad de platos y alimentos que probó en sus diferentes experimentos no fueron pocos. El hecho de cocinar le generó inmediatamente una relación más sana con la alimentación, lo que posibilitó cuidar las porciones, las grasas y diferentes aspectos que no consideraba buenos para su salud sin volver a recaer en extremos.
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En Venezuela te enseñan desde pequeña a comer de todo, desde lo más rico hasta lo más feo, incluyendo todas las gastronomías internacionales. A pesar de que a Mary Eva le encanta cocinar, solo lo hace en ocasiones especiales para sus seres queridos, sin contar con que no le gustan los intrusos en la cocina a la hora de preparar sus especialidades.
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Antes de finalizar su carrera profesional, el destino la puso en un sólo lugar junto a Hugo Albarello, su historia inició en una fiesta en Girardot, en donde por cosas del azar terminaron bailando un merengue que les dio la oportunidad de conocerse un poco más, enterándose tiempo después de que Hugo se encontraba radicado en Chía y Mary Eva en Bogotá. Hugo fue quien le insistió a través de una red social que se encontraran una vez más, sin embargo para Mary Eva era difícil confiar en personas desconocidas, pues recuerda que la primera vez que vivió en Colombia junto a su familia, la guerrilla amenazaba constantemente a su padre y en una oportunidad fue sometida a un secuestro en el que estuvo por horas dentro del baúl de un carro que se dirigía hacia al aeropuerto en donde finalmente logró reencontrarse con sus padres.
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Después de varios intentos fallidos por parte de Hugo, finalmente logró convencer a Mary Eva de coincidir en un cinema de la capital para ver una película de terror, a pesar de que a ninguno de los dos les gustara el género. Empezaron a salir con mayor constancia, hasta el punto de conformar un noviazgo oficial. Después de unos años de relación, habiendo culminado sus estudios, a Hugo le surgió una oportunidad laboral en la ciudad de Ibagué, lo cual motivó a Mary Eva a enviar hojas de vida a esta ciudad con el fin de seguir al lado de su compañero sentimental. Sin esperarlo, al día siguiente contrataron a Mary Eva en una clínica de la ciudad de Ibagué, lo que generó que ambos partieran hacia dicha ciudad el 1° de febrero del 2015. Seis meses después, decidieron unir su amor legalmente ante un notario de la localidad, pues consideraban que eran el apoyo imprescindible del otro.
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Transcurrido un tiempo, el contrato laboral de Hugo finalizó y fue el momento en el que a Mary Eva le propuso el montaje de un restaurante, pues Hugo al igual que ella, sabía cocinar muy bien y había hecho estudios en gastronomía, por lo que Mary Eva consideraba que el potencial era bastante alto. A pesar de la indecisión de Albarello, Mary Eva gestionó en la medida de lo posible los recursos suficientes para edificar su idea inicial. Al principio, Mary Eva le propuso el montaje de un restaurante italiano, aprovechando su doble nacionalidad, pues contaba con un amplio conocimiento acerca de esta gastronomía europea. Hugo se negó por un tiempo hasta que ambos llegaron a la decisión de materializar un restaurante especialista en sushi.
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Hace casi ocho meses se concretó Sakana, se hizo realidad en una de las zonas más centrales de la ciudad, apostándole a la innovación en la capital tolimense. Al principio resultó complicado, pues Hugo no tenía idea de la preparación de este plato oriental, pero gracias a Mary Eva y a su paciencia fue posible que a través de la práctica en casa y el seguimiento de instrucciones, este proceso mejorara cada vez más, recuerdan que el primer sushi hecho por Hugo resultó cuadrado. “Así se le desarmara el rollo, la gente sería feliz, tiene muy buena sazón”.
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Actualmente Mary Eva cumple turnos laborales en una IPS ubicada en el sector de Cádiz de lunes a viernes hasta las seis de la tarde, minutos después se dirige inmediatamente hacia el restaurante en el que se encuentra diariamente con su esposo. El resultado del amor de esta pareja es la criatura que Mary Eva lleva en su vientre.
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En un futuro Mary Eva Gómez tiene como expectativa viajar junto a Hugo y su bebé por muchos países del mundo, con el fin de encontrar más ingredientes para mejorar su actividad comercial, todo ello con la tenacidad que la caracteriza, adicionando la creación de una IPS propia en la que se brinde el derecho digno de salud que considera que todos los colombianos necesitan.