Universidad de Ibagué
2017
Comunicación Social y
Periodismo
El tamal es un inmigrante
Por: Zully Karina Gonzalez
​
​
egún el diario el Tiempo en su edición del 12 de junio del año 2012, “Almacenes Éxito afirmaba que los tamales típicos empacados generaban alrededor de $26 mil millones anuales a la empresa multinacional colombiana”. Y si esas son las ganancias… ¿cuántas calorías son las que posee un tamal? Según Mariana Camarena, nutrióloga y creadora de “Nutrición activa”, un tamal promedio pesa aproximadamente 200 gramos, lo que equivale a 618 kilocalorías, 39 gramos de grasa, 66 gramos de carbohidratos, 5.4 gramos de proteínas, sólo 1.2 gramos de fibra y hasta 430 miligramos de sodio. Si sumamos 26 millones de ganancias y los aportes nutricionales de cada tamal tendríamos que la industria genera unos 26 millones 1.159 pesos-kilocalorías… el dato no es menor.
​
El tamal tiene su origen en las fiestas mexicanas. En aquel país celebran el Día de la Candelaria. Se acostumbra hacer una fiesta (tradicionalmente basada en tamales y atole, ambos productos del maíz), se trata de un mezcla de tradiciones prehispánicas y católicas. Por su parte en Colombia el tamal fue nominado símbolo cultural en el año 2006. ​ Desde el año 2002 se celebra el Día del Tamal en Ibagué el 24 de junio; es decir, el mismo día de las fiestas de San Juan. Para esta fecha se venden aproximadamente 200.000 tamales. Al Parque Centenario llegan cada año tamaleros de los barrios y municipios del departamento de Saldaña, Suárez, Valle de San Juan, Purificación, Guamo, Alvarado y Prado… a las ganancias y aportes nutricionales deben agregarse entonces las fiestas, los barrios y los municipios.
​
Hay diferentes maneras de preparar tamales y María Consuelo Castelblanco, natural de Espinal y quien lleva diez años haciendo tamales, dice que este manjar debe llevar tocino. El tocino debe ir con las demás carnes porque debe quedar un poco grasoso para que los demás elementos cojan consistencia; en cambio, Ligia de Aroca, habitante de Natagaima quien lleva varios años haciendo tamales comenta que el tamal con grasa no es saludable, por eso debe ir sin ella. Al cerdo le sacamos la grasa. Debe llevar una de arroz y una de arvejas y poca zanahoria. Según Yesid Ramírez, habitante de Coyaima, el buen tamal deber ser grasoso y que quede picante. Se condimenta con pimienta, que luego de molerla, se incluye en el hogo. Debe llevar tocino, cebolla cabezona y rodajas de papa. La diversidad al preparar este plato típico es bastante amplia y el cliente puede escoger cuál de todos consumir. A las ganancias y aportes nutricionales, a las fiestas, los barrios y los municipios debe agregarse entonces las diversas formas de preparar tan magnánimo alimento.
​
Mestizaje, identidad, industria, valor nutricional, fiestas, preparaciones… todo esto es un tamal. Sin contar que cada región de América tiene su propia manera de nombrarlo; en Nicaragua se conoce como “nacatamal”. Y en nuestro país los llamamos según su lugar de procedencia: tamales santandereanos, tamales tolimenses, tamales de Pipián, etcétera.
​
El significado de comerse un tamal un domingo en las horas de la mañana, de reunirse en familia, de iniciar un diálogo con los demás y compartir con los otros, son el pretexto perfecto para disfrutar de un delicioso tamal. Este plato típico, que para algunos tiene su base en el arroz y para otros en el maíz, sigue siendo no sólo el alimento preferido en la mesa de los colombianos, es la fuente de ingresos de muchas familias, pues hace parte de una gran cadena productiva. Según el diario el Tiempo en su edición 19 de junio del año 2002, tan sólo en la ciudad de Ibagué había, para ese entonces, 2.500 familias cuyo sustento derivaba de la fabricación y venta de tamales.
​
Para el año 2013 el alcalde de Melgar, Gentil Gómez, quiso superar la magnitud del tamal del año pasado, y ese mismo año prepararon el tamal más grande del Tolima que fue elaborado por varias mujeres empresarias del municipio. El año pasado ese mismo tamal pesó más de 514 kilos y se cocinó en una olla de tres metros de circunferencia por 2.50 metros de alto en el coliseo de Las Vegas. A la hora de llevarlo a la plazoleta Gustavo Rojas Pinilla se necesitó una grúa para transportarlo. Las grúas, por tanto, hacen también parte de la industria que rodea al tamal.
​
Según el diario Portafolio en su edición del 10 de marzo del año 2011, una pareja de colombianos 'coloniza' a Dubái con tamales tolimenses, los comprometidos son un músico ibaguereño y su esposa, una cantante bogotana. Los dueños de la reciente empresa decidieron cobrar 30 dirhams (moneda oficial en los Emiratos Árabes), por tamal, es decir, unos $ 18.000 pesos colombianos. Al éxito del negocio se sumaron más colombianos, luego que la demanda tamalera aumentó, hasta el punto de obtener encargos de otros de los siete emiratos del suroeste de la península arábiga. Estos datos indican que la gastronomía tolimense puede llegar a radicarse en lugares muy remotos y que el mundo disfruta de estos sabores cálidos, suaves y con buen olor, que caracterizan a un buen tamal.
​
El diario el Tiempo en su edición del 19 de junio del año 2002 afirma que Adolfo Guerrero es un hombre de 50 años y se ha convertido en el mejor embajador culinario de Colombia, y desde hace tres años, este maestro cocinero, formado en la prestigiosa escuela Le Cordon Bleu de París, satisface el gusto de los políticos, de los altos burócratas, empresarios y comerciantes nipones, nada más y nada menos que con tamal y lechona tolimense, bandeja paisa o ajiaco santafereño, entre otras delicias. El tamal es así uno de los embajadores de nuestra cultura y nuestro país. ¿Quién dice que no llegará a posicionarse en lo más alto de la cocina internaciona?
​
Según el diario el Pulzo en su edición del 22 de mayo de 2017 Lina Sandoval se quejó del restaurante “La Bagatelle”, con varias sedes en Bogotá, por vender un tamal de $28.900 pesos. Si la queja trascendió o no, no sabemos, lo que sí sabemos es que hay clientes dispuestos a pagar precios astronómicos por un tamal elemental. El mismo tamal que en un barrio de Ibagué no llega a costar más de 5.000 pesos.
​
Francisco Villanueva Conde es un hombre de 59 años de edad, que inició el negocio a la edad de 26 años junto a su compañera sentimental. Trabajaban día y noche en su fábrica de tamales, envueltos y arepas. Él inicio el negocio en Rivera, Huila y allí se mantuvo por más de tres años. Luego se trasladó a la ciudad de Ibagué. Abren los sábados y domingos desde las seis de la noche. El tamal en el Huila se envuelve en hojas de bijao, luego de suavizarlas, las hojas se cortan para destinarse a un tamal o para un envuelto. Así, a las ganancias y aportes nutricionales, a las fiestas, los barrios y los municipios, a las diversas formas de prepararlo, a las reuniones en familia, a las grúas, a Dubai, a los reclamos por los precios desorbitados, a todo ello, debe agregarse que el tamal es un inmigrante que no para de satisfacer el gusto de quienes los prueban…