Ibagué Ciudad Rock, mi historia mínima
- El Anzuelo Medios
- 15 nov 2018
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¿Escuché bien? ¿Cubrir Ibagué Ciudad Rock? Días antes se anunció el line up de las bandas que estarían en este evento. Entre esas, se encontraba la banda que me demostró que las historias mínimas requieren de un joven redactor.
-Ana María... –dice el profesor- ¿Qué tipo de producto le gustaría realizar?
-Prensa. –contesté.
Lo primero que se me vino a la cabeza fue realizar una crónica acerca de mi primera vez en un acontecimiento como este. Para el cubrimiento, en el Club de Periodismo, nos aconsejaron, llevar paraguas o plástico impermeable, cámara fotográfica y grabadora de voz. La idea, era cubrir el evento desde prensa, radio y fotografía. Al finalizar, la emoción me invadía, saqué el celular y llamé a mi mamá para contarle que yo, Ana María, tenía probabilidades de asistir a una presentación de esa banda. Esa banda son Los Petitfellas, una agrupación que encontré por primera vez en el 2011, cuando escuché una canción que entendí bailando y despertó en mí, el deseo de ser rapera, un deseo que se esfumó con el tiempo.
Es sábado 13 de octubre y son las 8:00 de la mañana. Ahí estaba yo, parada frente al armario pensando qué ponerme, temía ir muy ‘rosa’ y no ajustarme al estilo botas negras, cabello largo, camiseta negra y pantalón de cuero. Opté por un pantalón negro de tiro alto, una blusa negra con un ligero nudo en la mitad, acompañado de botas color café. Alisté mi cámara, mi paraguas, un abrigo y salí.

Aunque debía cubrir el evento, mi mente siempre estuvo en Los Petitfellas, era algo así como una fan disfrazada de periodista, una aficionada que no logró disimular la emoción. Tras pasar la entrada de prensa y reclamar la acreditación, no pude evitar las ganas de tomarle una fotografía a la escarapela.
Justo en ese momento un compañero dijo:
-Ahí está la banda, vamos a entrevistarlos.
Esas palabras se quedaron dando vueltas por mi cabeza durante unos segundos, todo mi cuerpo se congeló ¿Ahí estaban? ¿Tan pronto? ¡Pero si la presentación era hasta las siete de la noche! ¿Qué hago? ¿Me muevo? ¿Les hablo? ¿Me presento? Si me presento, ¿Qué les digo? Dudaba que al momento de tenerlos en frente fuera siquiera capaz de hablar. No escuchaba lo que mis compañeros decían.
-Ahí están- le dije a mi compañero Leonardo, -míralos, ahí están.
Nada me importaba en ese momento, no sabía qué cara estaba haciendo, no sabía cómo me estaba moviendo, cómo estaba caminando, no sabía qué decirles, simplemente no sabía.
Nicolás Barragán, vocalista de la banda, junto con Sebastián Pacheco, guitarrista, se encontraban en frente, siendo entrevistados por un compañero y por más de que deseaba realizar millones de preguntas, no encontraba mi voz, no me salía, sin embargo, continué tomando fotografías durante la entrevista. Los demás integrantes de la banda se encontraban al lado, mientras tanto estaba concentrada en saber cómo iba a decirles que me regalaran una foto.

Después de permanecer con una sonrisa en el rostro, una sonrisa que delata y al mismo tiempo habla, llegó el momento de pedir la primera fotografía. Acudí a una persona del equipo de trabajo de la banda para pedirle el favor que le dijera a Andrés Gómez, teclista de Los Fellas, que si podía regalarme la foto, cuando observo que Andrés asiente y se dirige hacia mí.
-Tú ¿Le pediste el favor a otra persona que pidiera una foto para ti?-preguntó.
Si no logré pedirle la foto directamente, tampoco logré responderle, sonriente, asentí con la cabeza y me ubiqué a su lado para que Leonardo nos tomara la fotografía. Le pedí a Leo si me dejaba observar cómo habían quedado las fotos.
-Tomé varias.- dijo, pasándome la cámara.
El resultado no salió como esperaba, la foto salió borrosa y sobreexpuesta. Lo mismo pasó con la foto de Nicolai Fella. Además de las fotos, obtuve los autógrafos de cada uno de ellos, quedaron plasmados en una hoja prestada por una compañera del Club. El Festival apenas iniciaba y aún quedaban cerca de 6 horas para que Los Fellas subieran al escenario y sacaran una lágrima que se escondía detrás de la cámara que seguía tímidamente a los integrantes. En medio de cada ráfaga coreaba cada letra mientras centenares de luces iban de un lado a otro. Cuando el público pidió otra canción yo también lo hice, en el área dispuesta para prensa, se colaron fans que no pudieron contenerse al igual que yo, porque todos, todos, somos primero, humanos, personas con emociones y sentimientos. Por eso, esta es la historia de una fan que vivió un sueño y despertó escribiendo estas “Historias Mínimas”.
La presentación de Los Petitfellas terminó e inmediatamente volvió la estudiante de periodismo o tal vez, seguí siendo la fan que caminaba hacia la zona establecida por la logística para entrevistar a las agrupaciones luego de sus interpretaciones, donde por supuesto, me tomé la última foto, esta vez, con todo el grupo.
“Antes de morir”, necesitaba ese momento.

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