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Empoderada, coleccionista y soñadora, ella es Bethy García

Por: Mauricio Rojas

 

 

“Convertir el Festival en patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad, es mi mayor anhelo” Es la declaración de Bethy García, una mujer que se ha dedicado toda su vida a impulsar la cultura, entregándose por completo a trabajar por ello, el resultado de su labor se ve representado cada año en el marco de la celebración de una de las fiestas culturales más importantes del país.

El Festival Folclórico Colombiano es considerado como patrimonio cultural y artístico de la nación, es una de las más antiguas representaciones artísticas de la capital musical de Colombia, se da en la celebración del inicio de las fiestas de San Juan y su final coincide con las de San Pedro, este año su 46° edición vestirá la tierra de los pijaos con color, alegría y baile, destacando los sanjuaneros, el bambuco y los pasillos. Algunas de las actividades que se desarrollan son la elección y coronación de la Reina Nacional del Folclor y el desfile nacional que atraviesa las principales avenidas de la ciudad de Ibagué.

En el año de 1959 se da inicio a esta forma de expresión cultural. En este mismo año una jovencita de apenas 14 años vivía en el barrio el Hipódromo de Ibagué. Un día tocó la puerta de su casa Pablo Contreras (qepd),  gerente de Velotax, reconocida empresa tolimense de transporte público. El señor Contreras llevaba una propuesta, que Bethy participara en el Reinado Municipal del Folclor. Sus padres no dudaron en aceptar, ella empezó con el proceso de presentar entrevistas con los jurados, fue aceptada y sin ningún desfile de selección, los que se acostumbran a realizar en estos eventos, fue galardonada como la primera reina del folclor, una decisión que marcó su vida por completo, pues desde ese momento quedó enamorada del festival.

Desde que su familia se trasladó del municipio de Manzanares al Tolima, ha vivido toda su vida en la “ciudad linda” como ella le dice a Ibagué, tuvo una niñez muy tranquila con unos padres muy tradicionales, aunque no tuvieron muchos lujos, fueron momentos llenos de felicidad. La educación que recibió fue la básica, pues por cuestiones económicas de su familia no pudo acceder a la educación superior, “Me hubiera gustado estudiar derecho por la cantidad de ramas en las que uno se puede desenvolver”.

Su casa es como un santuario para ella. Está ubicada en uno de los barrios más tradicionales de la ciudad y como coincidencia de la vida, este lleva el nombre de una mujer que cambió la historia nacional con liderazgo y fervor, tal como lo hace esta mujer que ha marcado la historia del folclor tolimense.

“Tengo una familia muy bonita, vivo feliz, sin complicaciones, me encanta la unidad familiar” es muy entregada a su hogar decorándolo a su gusto, con sus cuadros y flores puestos cada uno en un lugar específico, pues le gusta siempre estar en medio del color. La casa se inunda con los cantos de un loro que se ha convertido en uno de sus más fieles compañeros y quien lleva en la familia cerca de 40 años. En el jardín se encuentran las plantas con las flores más bellas que ella a diario siembra, riega y ve crecer.

“Soy una mujer soltera por lo que no tengo hijos,  entonces mis sobrinos se han convertido en mis hijos, vivo muy feliz con ellos”, siendo su familia su mayor apoyo en todos estos años de trabajo por la ciudad, han compartido con ella toda su vida llena de alegrías, logros y tristezas. Claudia Calero es una de las sobrinas con las que vive, ella describe a su tía como un ejemplo de vida, una mujer amorosa a la que “le encanta almorzar en familia, los cumpleaños, navidades y fechas especiales lo celebramos aquí en la casa, pues ella quiere siempre compartir con sus hermanos y sobrinos” Al preguntarle cual es el plato favorito de Bethy, sin dudarlo un solo segundo responde “La lasaña”. 

Viajar la hace muy feliz por la oportunidad de poder conocer nuevas culturas, nuevas formas de expresión artística. A lo largo de su vida ha visitado algunos países latinoamericanos como Argentina, Chile, algunos europeos y espera poder tener la oportunidad de conocer países como India, Rusia, Tailandia y algunos otros del continente asiático. Un recuerdo de sus viajes que siempre trae son pesebres. Bethy ha logrado tener una gran colección que va de todos los tamaños, formas, colores y materiales, establecidos en un mueble mandado a hacer especialmente dentro de su hogar.

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Es una mujer que vive en medio de la alegría, la música y del color, los tonos que más le gustan son el fucsia y el azul, siendo colores característicos de su personalidad y se reflejan hasta en su forma de vestir. Le apasiona escuchar música antigua, esa que transmite una letra bonita, los boleros, el tango, las canciones colombianas interpretadas por un buen trío le parece espectacular, la música es algo importante para su vida, pues de esta depende gran parte de su trabajo.

 

Luego del reinado ella se empezó a vincular poco a poco con los diferentes procesos de organización del festival, su amor por la ciudad la obligó a entregarse completamente a diferentes actividades que desempeñó a lo largo de su vida, fue jefa de protocolo de la Gobernación del Tolima, presidenta de la sociedad “amor Ibagué”, conformó el comité de promoción artesanal del Tolima, “como una forma de rescatar y exaltar las tradiciones artesanales para que dejaran de verse solo como un negocio” siempre intentando cumplir su objetivo de ayudar a desarrollar la cultura y las tradiciones en el departamento.

Ella se define como una mujer que le encanta llegar a tiempo a todas sus citas, durante el desarrollo del festival los horarios se convierten en algo importante para el éxito del evento, “A las cinco de la mañana llamo a las chaperonas para saber si las niñas (reinas) se están arreglando, pues a las siete ya debemos estar todos listos para comenzar el día”. Ronald Ochoa, director ejecutivo del Festival, quien ha trabajado con ella varios años, la considera  como su mayor ejemplo a seguir, destaca que “es muy detallista en muchas cosas, nos enseña a todos a manejar todo con tiempos, es muy estricta con eso”.

“Me gusta la política como ciencia, más no la politiquería, siempre voto pues es responsabilidad civil hacerlo” por su carrera pública siempre ha mantenido una relación con los dirigentes gubernamentales de turno, pues se convierten en impulsores del festival en la ciudad.

 

 

 

 

​Uno de sus grandes amigos es Félix García quien la ha acompañado desde hace varias décadas, “el valor que yo le rescataría es la perseverancia, es una mujer que se esfuerza para que todo salga bien”, en estos años han compartido varias alegrías y tristezas las cuales ha fortalecido más su amistad “no soy muy amiguera, pero tengo un grupo de amigos con los me encanta compartir”.

 “Todo lo que hace lo hace por la ciudad, es una persona de admirar, echada para adelante” dice Claudia Calero; para su familia y sus compañeros de trabajo es una mujer para admirar, pues sin tener un título profesional, ha hecho mucho más que otros que sí lo tienen y es que es eso, su carisma, su personalidad, su experiencia, su manera de ser, de ver y de tratar la vida, la han llevado a lo más alto. Su legado será imborrable, pues ha sido la encargada de dirigir uno de los festivales más importantes del país.

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