top of page

La reina del Tolima se llama Cajamarca

Por: J. Hernández Parra

¿Agua u oro?

¡Sin oro se vive, sin agua se muere!... Resulta una frase en contexto, demasiado sencilla, bastante clara y a la vez contundente. Pero aquellos que hemos transitado este mundo con los ojos bien abiertos, tenemos la certeza de que nada es tan sencillo, claro y contundente como pudiera parecer. Inicio mi texto con esta frase, ya que durante estos últimos años se ha hablado en gran parte del territorio tolimense sobre lo perjudicial que puede ser la extracción de minerales para el medio ambiente; para la tierra y especialmente para el agua. 

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

Un “No” por el territorio

El municipio de Cajamarca en el departamento del Tolima, se encuentra ubicado en la parte alta de la cordillera central, rodeado de montañas y con un rico afluente hídrico. Éste territorio tiene una vasta tradición en el campo de la agricultura y es conocido como “La Despensa Agrícola de Colombia”.  Durante los últimos 10 años varios grupos y colectivos socioambientales se han enfrentado sin ningún tipo de pudor a la compañía sudafricana Anglo Gold Ashanti, un monstruo multinacional dedicado a la explotación y extracción de minerales. La lucha por expulsión de esta empresa del municipio de Cajamarca, tuvo su punto más álgido el 26 de marzo de 2017 cuando por medio de un mecanismo de sufragio amparado por la Constitución Política de Colombia, la Consulta Popular, los cajamarcunos tomaron la decisión de decirle no al oro y sí al agua. A través del voto popular el 97% de quienes asistieron a las urnas, rechazaron los proyectos mineros dentro de su territorio, decidieron que ¡sin oro se vive, pero sin agua se muere! Como una sola voz, un rotundo “No” que retumbó en los oídos del mundo se hizo sentir. En Cajamarca la fiesta fue enorme. 

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

 

¡Cajamarca! ¡Cajamarca!

Aún con el estruendo causado por ésta hazaña, comparable con aquella batalla bíblica entre David y Goliat, el nombre de Cajamarca volvió a escucharse con mucha fuerza. El 26 de junio de 2017, exactamente tres meses después de la Consulta Popular, se llevaba a cabo la elección y coronación de la Señorita Tolima en el marco del 45° Festival Folclórico celebrado en la capital tolimense. Un hecho histórico y sin precedentes se daba en una cálida noche en “La Ciudad Musical”, Martina Rojas Arévalo, quien representara al municipio de Cajamarca en aquella fiesta folclórica, se veía coronada como la nueva Reina Departamental del Folclor. Las graderías de “La Concha Acústica”  estaban ocupadas en gran parte por una colonia proveniente de Cajamarca, que se desbordó en algarabía al escuchar el nombre de una de sus hijas como la nueva soberana folclórica del departamento. Ese valiente pueblo que tres meses antes se había unido en júbilo por la victoria obtenida en su defensa del medio ambiente, volvió a vestirse de fiesta. En el Tolima, Cajamarca era la reina. 

​

​

​

​

​

La decisión está tomada

A mediados del 2016 la propuesta de la consulta popular fue aprobada por el Consejo Municipal de Cajamarca, cerca al lugar en donde se estaba tomando la decisión, muchos de los cajamarcunos y adeptos de la causa antiminera se congregaron frente a una gran pantalla en la que se trasmitía en vivo el debate. El sitio escogido fue el Parque Santander. El Consejo dio su aprobación de inicio en la Consulta Popular y quienes estaban a la expectativa celebraron a rabiar. 

​

​

​

​

 

Muere el Alcalde

A finales de ese mismo año, “La Despensa Agrícola” se encontraba en medio de un nerviosismo colectivo que incitaba a la tensión. La división entre amigos y familiares era un tema recurrente. Las diferencias de opiniones por el tema minero y/o antiminero en Cajamarca llegaban incluso a los agravios personales. Estaba próxima la fecha de una consulta previa para decidir si la gran Consulta Popular tendría vía libre para llevarse a cabo. Como lo demostró la votación del plebiscito por la paz, el pueblo colombiano es fácilmente influenciable y aún más fácilmente divisible. Cajamarca debería decidir a favor o en contra de la minería en sus tierras. Los adeptos del sí y el no se mantenían en disputa permanente, la tensión en el pueblo se sentía en la atmósfera.  El domingo 11 de diciembre de 2016, el entonces alcalde de Cajamarca, William Hernando Poveda, salió a montar bicicleta como acostumbraba, un hombre de 49 años de edad, sin ningún problema de salud aparente, mientras realizaba aquella actividad física, sufre un ataque al corazón de carácter fulminante, un infarto que le causa la muerte.

 

¿Una sociedad dividida?

En el pueblo se especuló mucho acerca de este fallecimiento, Poveda que desde su posición gubernamental apoyaba la intrusión minera en Cajamarca, era constante víctima de rechazos por quienes iban a en contra de esta postura. Se decía que estos inconvenientes le generaron un alto grado de estrés que al final no pudo resistir, lo único real era que la Consulta Popular había perdido a uno de sus grandes contradictores y el camino se tornó más sencillo para desembocar en una decisión que ya es de carácter público.  

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

 

Marcha Carnaval por la Vida

Junio tiene características especiales para Ibagué, es el mes que da inicio a las fiestas de mitad de año, al Festival Folclórico y al desbordamiento de la alegría para muchos en la ciudad.  Junio también es la época escogida para que distintos colectivos socioambientales se congreguen, y a su vez la comunidad, para realizar un tipo de protesta de carácter pacífica en la que el arte es el principal transgresor, la Marcha Carnaval por la Vida. Éste ritual tiene sus inicios en el año 2011 y su razón de ser nace de la oposición a Anglo Gold Ashanti, desde entonces la marcha es continua. El 2 de junio de 2017 aquella marcha en “La Ciudad Musical” tenía un ambiente especial, Cajamarca hizo gran presencia en ésta, venía con pancartas alusivas a la victoria del sí en la consulta antiminera, con vehículos tipo Jeep Willys cargados de frutas y verduras como los que son tan comunes en el Eje Cafetero, y además, con un aire de lucha para la defensa del territorio y de su agua. Cajamarca fue la gran protagonista en aquella marcha carnaval.

 

La nueva soberana

Martina Rojas Arévalo, nacida en el municipio de Cajamarca, fue la elegida para representarlos en el 45° Festival Folclórico, pareciera que en 2017 no podría ser alguien distinto. El ambiente social que sufría Cajamarca obligaba a pensar en la tierra, en el medio ambiente y sobre todo, en la gente. Desde las entrañas de la universidad pública saldría la futura y actual Reina Departamental del Folclor. Martina era estudiante de la Universidad del Tolima, cursaba en ese entonces séptimo semestre de sociología. Cargaba de forma palpable la bandera de la defensa ambiental, parecía el momento propicio, el momento ideal. Su imagen ha logrado trascender en varios ámbitos de la esfera socio-cultural del Tolima, pero aún no acaba la fiesta. Martina actualmente se está preparando para representar a su departamento el Reinado Nacional del Bambuco en el Huila.

 

La idiosincrasia del cajamarcuno

En una entrevista previa a su coronación, Martina invoca el poder de Dios para que las cosas le salgan bien a ella y a su pueblo. Ese arraigo hacia la religión católica es propio de los cajamarcunos. Si bien el pueblo se encuentra a escasos 35 kilómetros de Ibagué, su cultura se acerca más a la de los pueblos del Eje Cafetero.  La cultura “paisa” se ve reflejada en muchas costumbres, en sus apellidos y a veces en sus acentos. El Festival Folclórico no se percibe de la misma manera que en los pueblos de ese Tolima caliente, se ve, se siente, pero ese jolgorio se palpa de una manera más sobria, de forma más fría. Puede ser por su clima algo templado o por algo implícito en su mismo nombre “Cajamarca” que en lengua quechua significa “tierra fría”. El pueblo es diferente a los pueblos “calentanos”, es un lugar de frontera, se encuentra entre Ibagué y el departamento del Quindío, tiene un poco de los dos, pero también mucho propio. 

​

​

​

​

​

El municipio cuenta con 105 años desde su fundación por Monseñor Ismael Perdomo, aunque a mediados del siglo XIX en lo que hoy se conoce como Anaime (único corregimiento de Cajamarca) se formaron los primeros asentamientos de colonos antioqueños. Con el pasar de los años se afianzó esa cultura de arrieros, pero a mitad del siglo anterior se da una gran migración de familias del altiplano cundiboyacense, esto debido a la intensificación de la violencia bipartidista que se desprende de aquel episodio de nuestra historia conocido como “El Bogotazo”. El cajamarcuno es sin duda la mezcla de herencias culturales muy trabajadoras, una desde la amabilidad y la pujanza, y otra desde el amor y la labranza de la tierra. Cajamarca es una mixtura distinta, pero también es Tolima. 

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

 

 

​

​

​

Se prepara la fiesta

El pueblo le madruga al Festival Folclórico. Desde diversos puntos la fiesta del folclor se vive en Cajamarca de una manera anticipada. Existe un hogar infantil muy reconocido en el municipio, llamado “El Muñequero”, este lugar ha pretendido inculcar ese arraigo por las tradiciones del Tolima desde el año de 1977 a través muestras folclóricas como la danza y la música, también con muestras públicas: desfile de carrozas, elección y coronación en el reinado infantil, “El Folclorito”, a sus estudiantes se les enseña a aprender a querer su historia y de paso al pueblo entero.

​

Con el ejemplo expuesto, los barrios de igual forma se preparan para el folclor. Las candidatas se eligen entre las hijas más ilustres, más bonitas y con mejores dotes artísticas de cada barrio, lo que conlleva sin duda a que las madres, tías y abuelas se involucren de lleno con el  proyecto de ser reinas. Y es que no se puede dejar de lado la labor de la mujer cajamarcuna en su aporte a la sociedad y el folclor, pues está en ella la representación viva de un territorio trabajador y alegre, son ellas en su mayoría las que le dan ese toque estético que tanto necesita un evento de ésta clase.

​

En la previa a la elección de su reina municipal, el pueblo se viste de folclor; de sombreros (no importa el estilo), de ponchos y rabo e’ gallos (pañoletas) rojos, las carrozas se decoran por la gente del barrio y son ellos mismos quienes arengan en la elección que se realiza en el coliseo municipal. La fiesta vuelve a aparecer y al son de música y baile, la pena se hace buena, Cajamarca muestra su alegre sonrisa y se engalana con un propósito claro, mostrarse y narrarse, ésta tierra tiene mucho para decir, iniciaré afirmando una sola cosa…

​

¡La reina del Tolima se llama Cajamarca!

​

​

​

La Reina Cajamarca -
00:00
La Reina Cajamarca 2 -
00:00
Cosajuca - Camila Mendez
00:00
bottom of page