El arte de cantar con el cuerpo
Por: Daniel Cubillos Amaya
Si la música es la cabeza de Ibagué, la danza es el cuerpo de la capital tolimense. Para algunos simplemente se trata de mover el cuerpo, sin embargo, la historia ha demostrado la importancia del sexto arte. Ibagué es la Capital Musical de Colombia por su historia y personajes como Silva y Villalba, Garzón y Collazos, entre otros. Además, es casa del Festival Folclórico Colombiano, uno de los eventos culturales más reconocidos del país. Este epicentro cultural también es hogar de múltiples agrupaciones de danza que representan géneros como el folclor tolimense, danza urbana, salsa, entre otras. Con los años la danza se ha convertido en uno de los atractivos del folclor tolimense y es un compendio folclórico que promueve la conservación cultural.
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La danza es un mecanismo de expresión cultural que permite conservar las tradiciones y el folclor de distintas sociedades. “La danza está presente desde los principios de la humanidad, en todas las culturas del mundo” así lo afirma Alejandro Sepúlveda, maestro en danza y especialista en folclor llanero de la Escuela de Formación Artística y Cultural de Ibagué EFAC. En Colombia la danza representa un papel fundamental, ya que es uno de los motores de la historia del país. La danza colombiana es el resultado de la mezcla de rituales de las primeras tres etnias que había en el país en la época de la colonización. (1)
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“Colombia es uno de los países considerado potencia en danza a nivel mundial. Ya que tiene influencia negra, española e indígena” dice Alejandro Sepúlveda. Los españoles trajeron el flamenco, los pasillos, los bambucos y otras danzas europeas que se daban en la época de la conquista. A su vez llegaron los negros de África, con dos culturas diferentes que llegaron por la costa atlántica y pacífica. Además, nuestras danzas tradicionales indígenas que eran utilizadas como símbolos de adoración a sus deidades. El investigador folclórico y docente del programa técnico laboral en interpretación de danza folclórica de la EFAC, Alejandro Amézquita Ospina comenta que “en el proceso del mestizaje comenzaron a mezclarse dichas culturas y de ello hubo un resultado diferente, por eso se dice que nuestras danzas son mestizas”.
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Las primeras tres modalidades de danza que nacieron fueron la danza folclórica, la danza de estilización o académica, y por último el valed clásico. Sin embargo, “el origen de todo movimiento danzario que se haya gestado en el mundo entero es la danza folclórica. Todo aquello que nació del pueblo, que el pueblo hizo, creó o produjo lleva por nombre folclor” señala Gildardo Aguirre Aristizábal, docente licenciado en historia y geografía, especialista en pedagogía del folclor. De igual forma existen distintos tipos de danza como las danzas religiosas, amorosas, pantomímicas y labores. Las danzas de carácter amoroso representan la conquista del hombre hacia la mujer. La danza de laboreo es donde se representa una faena de cualquier tipo. Por ejemplo la siembra y la subienda. La pantomímica o zoomorfa es en la cual se hace una representación de tipo animal. Por ejemplo la Danza de los Chulos que se baila en el norte del Tolima, consiste en la representación de toda la faena por la que pasa el chulo para alimentarse.
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Las danzas de tipo religioso tienen como fin rendirle culto a los símbolos religiosos traídos e impuestos por los españoles en la época de la conquista. La mayor parte del folclor colombiano está influenciado por lo que es el catolicismo. “Incluso las fiestas de Colombia se celebran en torno a los santos como San Pedro y San Juan” afirma Diana Arévalo directora de la Red Folclórica del Tolima. El vestuario típico tradicionalmente usado por la mujer en las danzas es de tela negra. Esto se debe a que en la época de la conquista los españoles daban a sus esclavas retazos de tela negra, que era la más económica, para que hicieran sus vestidos de trabajo. Esas mujeres se encargaban de adornar sus trajes con encajes y pasacintas para demostrar que eran de alta alcurnia.
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Muchas de las tradiciones y las vivencias por las que pasaban los esclavos y los indígenas en la época de la conquista influenciaron lo que hoy se conoce como danzas folclóricas. Los esclavos luego de la conquista, en sus días libres se apartaban de las haciendas para poder llevar a cabo sus rituales. Eso ocurría porque “los españoles pensaban que los esclavos tenían pacto con el diablo, por eso el Mapalé era conocida como la danza prohibida… entonces ellos recorrían grandes distancias anclados a sus grilletes ya que los amos no querían que sus esclavos escaparan” señala Amezquita. Esa forma de desplazarse fue la que dio como resultado el paso de la cumbia, nombre que nace por la cumbiamba, la cual era lo hoguera que se ubicaba en el centro de los rituales y que se basa en pasos cortos y que pretenden arrastrar uno los pies por el suelo.
A pesar de que no es un arte que pueda ser ejecutado por cualquier persona, la danza es fuente de folclor, cultura y economía. También es una alternativa de labor como es el caso de María del Mar Merchán, quien es bailarina profesional, técnica en danza y folclor, y promotora del área artística y cultural de Ibagué. Durante varios años María se ha dedicado a las danzas y al folclor, ha sido reina y embajadora del folclor colombiano a nivel local, nacional e internacional y ha sido reconocida en distintos festivales como mejor bailarina y mejor pareja de danza. “La danza es todo en mi vida, mi razón de ser y de existir… es una expresión corporal que promueve el comercio, la cultura y la tradición de una sociedad a través de coreografías” señaló María del Mar. Así bien, el ejercicio de la danza además de ser fuente de salud, es una fuente fundamental de ingresos y de subsistencia. (3)
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Según Alejandro Sepúlveda para ser bailarín se requiere ser sensible a la música y al arte. “Si a usted no le gusta no lo va a poder bailar. Lo segundo es disciplina, hay que consagrarse a un horario y a un cronograma específico. Quien se dedica a la danza y no cumple con esas características se convierte en un bailador, en lugar de un bailarín”. El bailador es quien baila por ratos, escucha música y la fiebre del momento lo impulsa a bailar. El bailarín es quien se dedica a la danza, es quien estudia la danza, es el que desarrolla una técnica y se apropia de ella. Esta es la diferencia entre artesanía y arte. La artesanía se produce en masa, mientras que el arte es uno solo. “Muchos bailadores se dedican a hacer artesanías, a copiar lo que ven, mientras que el bailarín le pone su sello personal. La danza es un lenguaje no verbal, es una forma de comunicar” afirma Alejandro Amézquita.
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Las danzas y las coreografías que han sido establecidas por los primeros maestros del folclor cuentan historias. Por ejemplo, el Sanjuanero Tolimense cuenta la forma en que el campesino conquistaba a la campesina para que se casara con él. De igual forma el Bambuco enseña cómo era el protocolo de cortejo y conquista que se requería en la época si un hombre quería conquistar a una mujer. También la danza es una forma de transmitir la cultura de la colonia. La forma de vestir de las mujeres se debe a que en aquella época era mal visto que una mujer tuviera la falda más arriba de la pantorrilla, ver lo que ocultaban los vestidos era derecho del esposo. El peinado tenía un significado diferente según la posición del cabello. Si la trenza iba al lado izquierdo indicaba castidad, mientras que si iba al lado derecho significaba que la mujer estaba casada. (2)
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“El folclor se transmite de generación en generación, entonces es como un chisme” por este motivo cuando se habla de folclor no se puede decir que hay una verdad absoluta. Todas las variantes que nacen de una manifestación folclórica pueden ser verdaderas porque depende de la región, la cultura y la influencia ambiental. Sin embargo, según los docentes Sepúlveda y Amezquita en el Tolima aún se hace folclor porque no se ha llegado a ese tinte comercial. El Sanjuanero Tolimense conserva su estructura, y a pesar de que se ha intentado cambiar con la intención de darle más visibilidad comercial, los maestros del folclor tolimenses, docentes en cultura y la población tolimense no han permitido que esto ocurra. Según Alejandro Amezquita “la danza evoluciona pero no se corrompe en el Tolima. Esto quiere decir que la danza para los tolimenses conserva sus tradiciones culturales y se transmite de generación en generación”.
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