La Corporación Festival Folclórico Colombiano es la encargada de organizar las fiestas referentes del folclor ibaguereño. Las festividades de San Juan y San Pedro se llevan a cabo entre el último domingo de junio y el primero de julio. Las celebraciones dan cabida a los desfiles acompañados de comparsas, carrozas, el reinado municipal y departamental y celebraciones gastronómicas tradicionales de la región como el Día del Tamal. Además de esto, las fiestas se convierten en el escenario laboral en donde comerciantes, tanto formales como informales, tienen la oportunidad de comerciar con la identidad folclórica de la región. 

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Sombreros, ponchos, rabo de gallos, tamales y lechona hacen parte de la identidad del folclor tolimense y se encuentran en lugares a lo largo de la ruta de los desfiles culturales de San Juan y San Pedro. En las calles 10 y 11 con carrera Tercera, la Plazoleta Murillo Toro y el Parque Centenario el comercio formal e informal abundan. Dirección de Espacio Público, recibe, analiza y autoriza los permisos para venta ambulante, venta estacionaria de artículos típicos y venta de comidas preparadas. Por otra parte, la administración municipal es la encargada de cobrar la tarifa establecida a vendedores formales, 500 mil pesos, y a vendedores informales (ambulantes), 50 mil pesos.

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La oferta gastronómica durante las fiestas no solo está compuesta por los platos típicos, también por las arepas con queso, el ceviche de mango, la guayaba-manzana tajada, las obleas de sabores y la parrilla con mazorcas y pinchos. Elcy Galecio es una comerciante ambulante dedicada a la venta de arepas con queso. Lo que convierte el puesto móvil de Elcy en algo diferente son los “toppings” disponibles para las arepas que vende, como lo son la leche condensada, la miel y las salsas de frutas. “Para las fiestas no tengo que moverme mucho porque esto se llena ya que por aquí comienza a bajar el desfile y la gente sube a verlo recién inicia” cuenta Elcy, quien se ha dedicado al comercio ambulante desde hace más de 30 años ya que, al no finalizar sus estudios de bachiller, los salarios que podría recibir no eran suficientes para el sustento de su familia. Por esta razón decide ser una comerciante independiente.  

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Tal como Elcy, son muchos comerciantes quienes buscan ingresos trabajando en la cuarta ciudad con el índice de desempleo más alto. El 14,4% de la población ibaguereña, 38 mil personas aproximadamente no realizan ninguna actividad laboral o ejercen empleos informales tal como Elcy. Los índices de desempleo en Ibagué siguen aumentando y es posible evidenciarlo en el incremento del 1,4% al inicio del 2018.

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Jorge Renza, director del Observatorio del Empleo Universidad del Tolima, expone algunos factores que explican el por qué la cifra sigue elevándose. El comportamiento de la tasa de desempleo puede responder a las variaciones en diversos fenómenos. El más probable de ellos es la presión que atraviesa el mercado laboral, teniendo en cuenta la vinculación, no solo de los recién egresados, sino también de las amas de casa. “El abandono o la reducción de ingresos del jefe de hogar es la principal hipótesis que existe frente a la revinculación de las amas de casa nuevamente en el mercado” explica Renza durante una entrevista para Ecos del Combeima. Otra de las situaciones que puede explicar el crecimiento de la cifra en Ibagué, es la fuerte vinculación con la tasa a nivel nacional, al igual que ciudades como Cúcuta, Quibdó, Armenia y otras del país, la tasa de desempleo en Ibagué crece de la misma manera que en otros municipios.

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Debido a la presión que atraviesa el mercado, es más probable acceder a alguna oportunidad laboral si se ha realizado algún tipo de estudio técnico, tecnólogo o profesional. Por tal motivo, las personas con más años y menos estudios recurren al rebusque en las calles. Nick, Magaly y Marinela son un ejemplo de la oportunidad comercial que representa el Festival Folclórico para muchos desempleados de la ciudad. “Siempre tratamos de innovar para tener más oportunidades de ingresos, por ejemplo, yo tengo mi puesto de obleas de colores y sabores, aquí en Ibagué es el único así y eso llama la atención, pero igual en un tiempo vendí cerveza en las fiestas, se trata de aprovechar la oportunidad” cuenta Nick. 

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Pero no siempre es rentable ser comerciante informal o ambulante en Ibagué ya que muchos de ellos no logran recaudar los impuestos que impone la Dirección de Espacio Público y su trabajo se ve perjudicado. “Hay mucho desempleo, uno necesita rebuscarse la plata para mantener la familia y el festival es una buena oportunidad, y para temporada y fiestas siempre piden un impuesto, pero no podemos pagarlo porque las ventas están duras, y cuando uno no paga los permisos pues se dificultan las ventas porque molestan demasiad, pero igual así uno pague siempre molestan, no lo dejan a uno trabajar con juicio” relata Magaly, quien vende globos en las calles de Ibagué y lleva tres años solicitando permisos para las fiestas de San Juan y San Pedro. 

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Hay quienes buscan convertir el Festival Folclórico en un acto más cotidiano a espera de algún incentivo, especialmente económico. Los músicos ambulantes del grupo ‘Folclor y Sabor’ hacen parte de aquel comercio informal que Ibagué se ha visto forzado a adoptar. Juan, Felipe y Carlos, mediante la interpretación de temas autóctonos de nuestra región a través del sonido de sus voces, las maracas y la tambora, buscan conquistar al público del centro de Ibagué y así recaudar ingresos mediante el arte que saben interpretar en las calles. 

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A pesar de todo esto los trabajadores y artistas informales siempre encuentran la forma de salir a las calles en las que se desarrolla el Festival, todos concuerdan con que es una gran oportunidad para resistir al desempleo que se vive día a día en Ibagué, obtener más ingresos de lo que comúnmente ganan a diario y además de aportar diversidad de productos que terminan siendo parte fundamental del folclor y que sin ellas el Festival Folclórico no sería lo mismo.

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