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Ibagué en 35 mm: historia de los antiguos cinemas de la ciudad

Antes de que inicie la película

Por: Orlando Barón

Gustavo Torres y Hernando Bonilla (ingeniero y para nuestro caso historiador) mencionan que el origen de los teatros en Ibagué se remonta hasta la década de los años 40. Por mucho tiempo, los periódicos de la ciudad (El Cronista, El Ciudadano, El Combate, El Derecho, El Nuevo Día, Prensa Nueva) sólo publicaron noticias sobre los  teatros de manera esporádica. En sus páginas poco o nada se escribió sobre la importancia de los teatros para la vida cultural y el entretenimiento de la ciudad. A su manera, cada periódico ignoró que el cine fue, por muchos años, un Plan Familiar y una eficiente forma de hacer vida social en la ciudad. Las noticias sobre el cine en Ibagué aumentarían exponencialmente en la prensa escrita en los años 90. En aquellos años, los antiguos teatros, inician su lenta e irreversible desaparición. Con todo, este aumento de noticias sobre los teatros no explicó las causas económicas y sociales que llevaron los antiguos cines a la quiebra. Los medios  justificaron tal desaparición con una palabra ambigua y no siempre bien interpretada: Modernización.  Podrá ser Modernización o lo que se quiera, lo cierto es que, cuando desaparecieron esos teatros  desaparecieron sus grandes fachadas y la arquitectura que las concibió. Desapareció, además, el placer de salir de un cine y estrellarse, de súbito, con calles alocadas, oscuras y lluviosas.

 

 

Un gran reportaje sobre los teatros en Ibagué, bien podría empezar con los nombres, casi míticos, que se le dieron a esos lugares: Teatro Imperial, Teatro Julio César, Teatro Doral (o Nelly), Teatro Tamaná, Teatro Avenida, Teatro Real, Teatro Torres (conocido también como Teatro Departamental, teatro Colombia y Teatro Tolima). Cada cine con su propia nomenclatura y localidad: Carrera tercera entre calle doce y trece; la calle 21; la calle 15 entre carreras segunda y tercera; carrera quinta con calle 22; la 42, frente al Parque Santa Helena. Primer dato desconcertante: si hoy alguien se aventura por estas direcciones no encontrará indicio alguno de los teatros que estuvieron allí, no encontrara ni las grandes fachadas, ni la silletería (roja a más no poder), ni las pantallas enormes. Tampoco hallará las enormes cortinas “insonoras”, no encontrará, en fin, toda esa estética entretejida en el tiempo… es como si la mano empalagosa del comercio hubiese borrado, con un movimiento abrupto e impropio, esa parte de nuestra historia. Más datos perdidos en esa memoria letárgica de la ciudad: el teatro Metropol funcionó por 36 años y fue construido por Camilo Raful, romántico empresario que soñó con grades fachadas y pantallas. Existieron monopolios familiares alrededor de los teatros: los Ramírez, que según versiones eran dueños del Metropol, el Imperial, el Julio César y el Nelly, estuvieron también los teatros de los Rojas (por supuesto, descendientes del general Rojas Pinilla). 

 

 

El Teatro Tolima desde siempre fue el teatro encopetado. Su historia inicia en 1915 cuando Roberto Torres compra los terrenos y encarga al arquitecto Arturo Jaramillo una construcción al mejor estilo francés y republicano: palcos separados, decoraciones al estilo renacentista y con capacidad para 125 invitados. No sólo se trató de un teatro cómodo, sino con valor simbólico para la ciudad. El Teatro Torres-Departamental-Colombia-Tolima vio pasar por su pantalla películas mudas, en blanco y negro y los fascinantes Film a color. Pensado inicialmente para proyecciones y eventos,  al iniciar la última década del siglo XX el alcalde Francisco Peñalosa, por consejo del Asesor Cultural Paul Dury decretó que fuera destinado de manera exclusiva para las artes escénicas vivas.  Se cerraba así el ciclo de películas y el cine en la sala más importante de la ciudad. 

 

Existió la época de las Juntas de Censura, cuando las autoridades civiles y religiosas podían aprobar o descalificar lo que se debía proyectar. Entonces se publicaba, en las afueras de la catedral, la lista de películas prohibidas. El 19 de agosto de 1983 el periódico El Derecho publicó una nota titulada Libertad para el “cine rojo” en Ibagué. En ella el periódico denunciaba la proyección de cine porno en el teatro Julio César y advertía que otros teatros podrían seguir su escandaloso ejemplo. El suceso permitió al periodista rememorar las Juntas de Censura “que en épocas no muy lejanas se escandalizaba con películas tan cándidas que hoy sólo servirían como espectáculo.”…   Hubo un tiempo, ahora parece lejano, en que  antes de cada film se proyectaba el Noticiero Panamericana. Los asistentes, fascinados, consideraban las noticias tan importantes como la película misma, hubo quien creyó que el Noticiero era ya la película prometida; semejante detalle nos permite entrever cómo nos ha cambiado la forma de mirar cine en la ciudad. Ya no se proyecta el Noticiero Panamericana sólo pauta publicitaria que puede durar hasta veinte minutos o más.

 

Existen aún las personas vinculadas con la historia de nuestros cinemas: María Beatriz Ramírez Diomedes Poveda, Jaime Valderrama Laverde (Condorito) Jorge Ramírez, Gustavo Torres, Hernando Bonilla… existe, también, el recuerdo de las películas que se proyectaron por tanto tiempo: películas mexicanas, películas románticas, películas del oeste, películas infantiles… las películas más taquilleras: La Ley del Monte, Brillantina (estrenada en el teatro Metropol en 1978), Jesús de Nazaret, Angela,  El rey León, La Cobra, Buscando a Nemo… Cada película y cada persona podría contar un sin fin de historias. Contar los estrenos, contar sobre los espectadores. Contar los periódicos que contaron los cines, contar las entrevistas que hablan de cine, contar los documentos encontrados, contar lo que contaron los expertos que saben de cine. Contar y no parar de contar la historia de los antiguos cines de la ciudad… nuestro propósito ha sido empezar a contar esas historias para que la ciudad ya no pare de contar.

 

Ibagué ha sido una ciudad de teatros y cine. En la actualidad hay cerca de16 salas, ubicadas todas, en los centros comerciales. Cuarenta años atrás, cuando la idea de Centro Comercial, apenas si existía, la ciudad no contaba con esos lugares tan pretenciosos, pero aún así tenía al menos 8 teatros, ubicados, la mayoría, en el centro de la ciudad. Los teatros, veremos a través de estos trabajos, han existido desde los tiempos de los abuelos y como ellos, se han desplazado con la ciudad. Cada lugar tiene su propia historia y parece gritarla desde los ojos,  a veces cansados, de quienes fueron testigos de sus mejores épocas. Los reportajes y trabajos que vienen, reconstruyen, desde la mirada joven del periodismo universitario, esa historia a un tiempo tensa y maravillosa. Laura Feria, estudiante de IV semestre de Comunicación Social & Periodismo escribió en su Reportaje: “es muy difícil encontrar noticias de los teatros de Ibague en la Web”. Su apreciación es, básicamente cierta, y es cierto también que el Reportaje Multimedia que presentamos intenta suplir, al menos en parte, esa carencia de información sobre nuestra historia reciente.

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