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Al centro de la ciudad donde se ubicaron antiguamente los principales cinemas que marcaron la historia de los ibaguereños nos dirigimos 5 estudiantes interesados en desempolvar el baúl de los recuerdos cinematográficos, de esos que no queda más que los cimientos y las experiencias vividas por pocas personas en su mayoría adultas, las cuales tuvieron el lujo de disfrutar de aquella época, ya lejana de la cual no quedan sino algunos recuerdos.

 

Primero  realizamos una exploración que nos permitiera conocer donde se ubicaban los teatros y de esta manera observar de cerca las personas que habitan los lugares aledaños al sector, pues estas personas seguramente habrían conocido los cines, así que serían nuestros mejores aliados. En varias visitas posteriores tuvimos la oportunidad de conversar con la gente, recibir amablemente sus testimonios y en otras ocasiones “a palabras forzadas” extraerles la mayor información posible, pues las personas son muy ajenas y en cierta manera celosas con sus relatos, sin embargo pese a nuestra persistencia conseguimos desenmarañar las historias que dan cuenta de la etapa en que el cine tomó un lugar en la vida de las familias, las parejas y los grupos de amigos que lo visitaron.

 

Nuestra búsqueda nos permitió conocer la etapa del florecimiento de la práctica cinematográfica a mediados de los años cincuenta en la ciudad, sabemos ahora lo diferente que es ir a cine, primero porque el tipo de películas es diferente; antes eran de vaqueros en su mayoría, ahora se ven de comedia, de acción, románticas y otras. Por otro lado actualmente se ve que detrás del hecho de vender cine, hay todo un comercio, desde los productos comestibles que ofertan hasta las mismas películas que presentan que en su mayoría no son colombianas o latinas.

 

 Para este reportaje nos propusimos una búsqueda a detalle ¨de los fragmentos que registraron los periódicos de esa época, que por cierto, varios de estos periódicos ya desaparecieron. Buscamos fuentes oficiales, encontrando como resultado que en instancias como la Alcaldía y la Cámara de Comercio de la ciudad, no conservan información de este patrimonio cultural e histórico.

 

Visitamos la biblioteca Dario Echandia, donde para fortuna nuestra, coleccionan todos los ejemplares que fueron publicados desde muchos años atrás. Fue toda una odisea, puesto que con tapaboca y guantes en mano nos dimos a la tarea de descifrar hoja por hoja del material, con la esperanza de encontrar algo acerca de los cines, lo que más encontramos fueron anuncios que ofertaban las películas en carteleras de los diferentes cinemas de la ciudad, estos anuncios en el periódico buscaban incentivar a las personar a visitar los teatros. Los anuncios nos dejaron ver las películas que mostraban y además fue muy fácil comprender que las carteleras eran muy homogéneas en cuanto a cintas que pasaban. Otro factor que se puede observar es que cada periódico tenía una inclinación por cierto cine, Es el caso del diario Tolima siete días con el teatro Metropol.

 

También encontramos notas sobre el remodelamiento de las salas de cines con el fin de brindar mayor comodidad y entretenimiento a los espectadores. Además pudimos conocer que no solo eran el teatro imperial, el Metropol y Real sino que había otros que eran de menor categoría en cuanto a sus instalaciones, como el Doral, el Nelly, el Julio Cesar y otros menores.