

REPORTAJE
Por: Natalia Romero España
Todo comenzó un lunes cuando llegué a clase de Géneros Periodísticos, a pesar de que era mi clase favorita este semestre tenía el peor horario a las dos de la tarde, recién almorzada, con calor y llena de sueño llegue a clase y me uní a mis compañeros. El profesor llego a clase y nos explicó algunas formas de interpretar las noticias, esa misma clase nos pidió que analizáramos la noticia “Cines en Colombia negocio de $364.000.000 anuales”.
Fue una noticia realizada en el año 2014 que mostraba datos estadísticos de Cine Colombia y hacia énfasis en como las innovaciones tecnológicas influyen en la mayoría de las empresas de cine que se apoderan de diferentes ciudades, creando un monopolio. Es el caso en Colombia del cine ya mencionado Cine Colombia y en México se puede ver con Cinepolis.
La notica informaba a los lectores la manera en que el cine se vuelve un negocio y de esta manera sus ingresos económicos influyen en la apertura de nuevos cinemas a nivel nacional.
Al terminal el análisis pudimos salir de clase, por lo que me fui con mis amigos a tomar jugo de limón afuera de la universidad, mientras escuchaba a mis compañeros recordar todos los cinemas que existían antes en la ciudad y como iban allí con sus papas, hermanos, abuelos, primos o amigos, recordando poco a poco historias.
“-Yo iba a un cine súper pequeño pero no recuerdo el nombre, estaba como en un segundo piso, solo sé que mi mayor recuerdo de aquel lugar fue un día en una función, la gente empezó a gritar y era porque habían visto una rata, fue demasiado chistoso” – dijo Daniela una de mis compañeras.
Seguimos hablando de los viejos cinemas hasta que nos cansamos porque ya era demasiado tarde y era hora de regresar a mi casa tenía muchos trabajos que hacer. Una vez en casa caí en cuenta que hace mucho no escribía alguna historia pues me entretenía bastante, me acosté aquella noche pensando en que debía encontrar alguna historia nueva que inventar y subirla a mi blog personal.
La mañana siguiente no sacaba de mi mente la idea de escribir alguna historia de un cine, pero al pasar el día se me ocurrió que tal vez la mejor idea era hace run pequeño diario donde recolectara la historia que pasaron las personas en los viejos cinemas de la ciudad de los que solo queda el olvido ya que como había visto en aquella noticia el monopolio cinematográfico había acabado con todo.
UN TEATRO Y CINEMA
El dolor de cabeza solo lograba hacer que con cada paso que diera algo me palpitaba. El ruido que las personas hacían al caminar, hablar, hasta respirar me ponía más irritante de lo que normalmente estoy. Eran apenas las cuatro de la tarde y me había propuesto encontrar más anécdotas que sirvieran para el pequeño relato que estaba escribiendo como diversión pues era la manera más sencilla de escaparme de la rutina. En esta ocasión no estaba inventando historias de fantasía o amor, más bien quería probar con escribir algo completamente real, era un diario sobre cinemas, buscaba historias reales que ocurrían cuando las personas iban a ver historias de ficción.
Acaba de salir de la oficina de mi mamá y necesitaba tomar algo que me relajara un poco antes de empezar con mi pequeña investigación, así que me dirigí a un Cosechas y compre un jugo de naranja con piña, era mi favorito. Lo tomaba mientras estaba sentaba viendo a las personas caminar, imaginando lo que pensaban o lo que se dirigían a hacer. Cuanto termine el jugo y aunque continuaba con un pequeño palpitar en mi cabeza continúe mi camino hacia el teatro Tolima ya que había escuchado que allí presentaron en alguna época películas. En unos locales cerca del teatro pude ver a dos viejos amigos de mi abuelo en un pequeño café bar y decidí acercarme a saludar ya que hace mucho no los veía. Y como sé que son personas demasiado interesadas en la historia de la ciudad aproveche para pedirles que me contaran un poco de aquella época.
“-El teatro Tolima era demasiado grande y fue de los primeros cinemas de la ciudad, allí presentaban Cantinflas, Charlie Chaplin, películas para todo el mundo, pero en diferentes horarios como ahora, los niños a las 10 de la mañana y los adultos a las 10 de la noche” - contaba Gustavo Torres un hombre flaco y canoso – Yo lo disfrute (más que todo) en la época en que trabajé con la gobernación, como en el año 1952, es más, la primera vez que asistí fue a ver una película de las enfermedades venéreas ya que tuvimos la entrada gratis.
Cuando hable con Hernando Bonilla un viejo ingeniero amigo de mi abuelo preferí preguntarle un poco más acerca de los cines, su historia, para contextualizarme.
“-Mis primeros recuerdos son por el año 1939 cuando se estrenó el Teatro Tolima que en ese entonces se llamaba el Teatro Departamental, fue allí donde se presentó el cine a color con la película Las Cuatro Plumas, no habían en esa época muchos cines, pero los que recuerdo como El imperial o el Real eran del circuito Ramírez, en ellas antes de presentar una película mostraban el noticiero Panamericana que duraba 10 minutos” – nos relataba Hernando Bonilla mientras tomada un café – También recuerdo que la ciudad contaba con un comité de censura, en donde todas las películas que consideraban peligrosas como por ejemplo, La Dolce Vita, se presentaban por la catedral.
Antes de continuar mi camino en busca de historias les pregunte que si preferían el cine de ahora con tantas cosas nuevas que tenía, a lo que sin dudarlo un segundo Hernando Bonilla me contesto “-En primer lugar estamos colonizados, porque solamente están dando cine americano y aunque la técnica de hacer cine cada día mejora, en estos teatros que hay ahora no se ven películas cubanas, alemanas, rusas, que enseñen. Mejor dicho como dijo el poeta “todo tiempo pasado fue mejor”. Me retire después de preguntarles que lugar consideraban debía visitar ahora para encontrar nuevas historias.
CONDORITO
Después de retirarme de aquella encantadora platica con dos viejos amigos de mi abuelo, continúe mi camino en busca de anécdotas, el siguiente lugar que visité fue una recomendación de Hernando Bonilla.
-Natalia ve al viejo Metropol, está por toda la segunda. Lo reconocerás por el edificio en el que se encuentra Juan Valdez – dijo – ese cine era de los más característicos de la ciudad.
Así que ahí iba, caminando bajo los fuertes rayos del sol, al llegar a la esquina de la carrera doce con segunda pude ver en una esquina un gran parqueadero donde a su lado estaba aquel edificio en el cual se encontraba en el primer piso Juan Valdez y Cosechas, en el resto de la edificación no se podía saber que se encontraba allí pero era bastante bonito. No sabía que hacer por lo cual me quede parada unos 20 minutos viendo aquel gran edificio de ventanales ostentosos y franjas verdes limón a los lados. Podía imaginar que si hoy la calle estaba tan concurrida aquellos domingos de películas debía de ser un infierno pasar por acá, teniendo en cuenta que posiblemente aquel entonces las calles no se encontraban en buenas condiciones.
Por fin me di cuenta que la gente me miraba raro y no era para menos ya que me había quedado algo atontada en la esquina y debían pensar que estaba un poco loca. Antes de preguntar en el edificio sobre el antiguo cinema que se encontró allí, fui a una pequeña caseta de color verde helecho para comprarme unos chicles, lo que no esperaba era encontrar a un señor tan simpático y sarcástico como Jaime Valderrama mejor conocido por todos sus clientes como Condorito, comencé una amañadora conversación con él y terminamos hablando de todas las maravillas que vivió en aquel cinema.
“-Yo sólo asistía al cinema Metropol, allí llevaba a mi esposa que en ese entonces era mi novia y también a mis hermanos, lo bueno era que no me costaba la entrada por la amistad con la administración, solo me mandaban la boleta para ir con mi mujer” – dijo condorito quien mostraba gran aprecio por aquel lugar
Mientras el atendía a sus fieles clientes me contaba historias o recuerdos del lugar, por supuesto, en ese entonces existían muchos cinemas aunque eran un poco pequeños, así mismo eran más económicos.
Termine mi grata conversación con Condorito y me quede un rato más pues quería saber ahora que se encontraba en aquel edificio, me acerque a preguntarle a uno de los celadores que allí se encontraban y me dijeron que actualmente eran oficinas de abogados o juzgados que por tal razón no me permitiría la entrada por lo que en algún lugar me tocaría buscar una foto de las salas de cine para imaginármelo mucho mejor.
EL POLVO DEL PASADO
Pasaron algunos días desde que tomé la decisión de hacer mi pequeño diario y hasta ahora sólo había tomado la decisión de buscar sobre el Teatro Tolima y el cinema Metropol ya que habían sido los que más llamaron mi atención. Aquella fría y nublada mañana de un sábado mi madre me pidió que la acompañara a la gobernación a realizar unas vueltas, por lo que aproveche la oportunidad para pasar a la biblioteca Darío Echandia y averiguar en viejos libros o periódicos la historia de aquellos cinemas.
Una vez terminé de acompañar a mi mamá a la gobernación me dirigí a la biblioteca que estaba a sólo dos cuadras de ahí, al llegar tuve que pasar por seguridad y guardar mis pertenencias en los lockers que se encontraban a la izquierda de la edificación, pregunté donde podría encontrar viejos periódicos de la ciudad y me mandaron al piso que se encontraba abajo ya que allí se encontraba la Hemeroteca. Bajé y entré a la silenciosa y fría sala llena de jóvenes universitarios como yo que pasaban y pasaban páginas de libros buscando desesperadamente información, me acerque al secretario y le pedí los periódicos de 1997 pues deseaba la información más actualizada posible.
Después de pasar un largo rato buscando y leyendo muchísimas noticias que llamaban mi atención por los títulos tan cómicos y extravagantes que tenían encontré una noticia que se llamaba “No más cine en el Teatro Tolima”, esta era del periódico el Nuevo Día, allí se mencionaba que por un consejo que el asesor de cultura Paul Dury le había hecho al entonces gobernador Peñalosa no se debía seguir dando la trasmisión de películas en el Teatro Tolima, ya que este debía cumplir con su función de presentar únicamente artes escénicas vivas.
Era un triste pero perfecto final para el diario que estaba realizando, el pionero de películas la ciudad, que no solamente trajo las películas mudas, sonoras, sino que además las primeras filmaciones a color, pero no todo eran perdidas ya que como lo mencionaba la noticia fue aquel teatro el que despertó en los ciudadanos el amor por el arte, de allí nacieron los cine clubs que se realizaban en la Universidad del Tolima y en la Universidad de Ibagué, cine del cual disfruto cada miércoles debajo del palo de mango en mi universidad.
A pesar de haber encontrado esa noticia sabía que me hacía falta mucho más que eso, pero no podía continuar mi búsqueda debido a que el día había pasado demasiado rápido y ya era hora de ir a almorzar. Estando en mi casa recordé que la página web del periódico El Tiempo tenía una Hemeroteca virtual en la cual posiblemente podría encontrar un poco más de información. Leí algunos anuncios de las películas que salían en aquel entonces hasta que encontré la noticia que buscaba sobre el viejo edificio donde se encontraba el cinema Metropol, se llamaba “Cinema Metropol se moderniza”.
La noticia informaba que la última función del teatro Metropol sería El Último Samurái de Tom Cruise, pero el cierre de aquel cinema preferido por casi todos mis amigos, simplemente cerraría sus puertas por un pequeño periodo de cinco meses, los dueños deseaban mejorar no solo las cinco salas de cine con las que contara la edificación, sino que además mejorarían pantallas, el sonido y se añadirían siete locales comerciales en el primer piso, todo este proyecto fue dirigido por el arquitecto Bajaire.
Podía imaginar todo, una vieja estructura que mejoraba su aspecto debido al consumismo, tal y como leí en aquel periódico que me dio la idea de escribir el diario. Quien sabe cuánto más duro aquel cine después de las remodelaciones, pues cuando yo llegué a esta ciudad ya no existía aquel cinema. Lo que si podía imaginar gracias a las anécdotas tan detalladas que me contaban era aquel cinema lleno de alegría, donde los niños y adultos disfrutaban en familia antes de que las grandes compañías de cine llegarán a la ciudad y acabaran con un poco más de aquella bella tradición.