

FILMOGRAFíA DE LOS ANTIGUOS CINEMAS
Por: María Paula Anaya
Cuando las palabras cines, teatros e Ibagué se juntan, es inevitable pensar en el centro de dicha ciudad, donde las calles se iluminaban de marquesinas, inmensos anuncios, y cientos de expectantes que esperaban por minutos un gran estreno que en aquella época era protagonista el maravilloso blanco y negro. Aunque parezca sacado de una película, la particular manera que se utilizaba para promocionar un largometraje, era un arduo trabajo de una persona, que sin importar el peso de anuncios con borde de madera que se volvían parte de su cuerpo, eran aquellos anuncios promocionales la razón y el inicio del proceso de asistencia al cine, generando impacto en la población ibaguereña, por medio de una atractiva y picaresca voz que viajaba por un megáfono.
Aunque aquellas generaciones que vivieron y nutrieron el comienzo del cine en Ibagué, tengan muy claro cada escenario, apariencia, días de funciones, horarios con todos sus nombre extraños como matinés, despertina y nocturna, estas sesiones actualmente no se declaran protagonistas de las horas de reproducción de películas del diverso y tecnológico siglo XXI, ni se percibe ninguna información acerca de los cinemas, ni cuantos eran. Ahora en pleno 2016 los cines se consideran un recurso que lucra un monopolio a nivel nacional, según El portafolio, diario nacional, los cines en Colombia se consideran como un negocio que deja como producto 364.000 millones anuales.
Por lo tanto un gran recaudo sí se genera debido a la industria de los cines, sin importar la época de la que se hable, y aunque muchos crean que el cine en nuestra ciudad inició de una manera ya moderna y edificada, no lo fue así. Realizando mi recorrido por toda esta travesía, y así como lo denomino yo “los antiguos cinemas”, puede notar que generación a la que pertenezco, aquella que se encuentra entre los 90 en adelante, no recordaba casi nada, de aquellos, reitero, antiguos cinemas, a menos de tener una corta vivencias parecida a un flash back, que muchos pueden describir.

Durante aproximadamente cuatro meses nos propusimos como grupo de futuros comunicadores sociales y periodistas, encontrar información y fuentes sustanciosas para nuestro proyecto, logramos recopilar datos y personajes de suma importancia para nuestro tema a tratar, pero paradójicamente dos semanas antes de terminar el semestre mi grupo, el concejo de redacción, logramos contactar a María Beatriz Ramírez, aunque muchos no conozcan quien es y qué importante rol jugo en mis escritos, fue la única persona que logro aclararnos de cierta manera la cuestión que proponía anteriormente.
“Mi padre Julio Cesar Ramírez, fue el fundador pionero del cine acá en el Tolima, el trajo las cámaras en un viaje que hizo a Estados Unidos” Al expresar estas palabras, María Beatriz Ramírez, reconstruyo inmediatamente el inicio de una historia que duro más de 50.
-Conoció el cine por los años 29 o 30, y aproximadamente por esa época trajo unas cámaras de New York, y empezaron con el antiguo teatro Colombia, que quedaba en la… tercera entre 15 y 16. Afirmó la hija del pionero del cine, del reconocido señor Ramírez.
Así que el primero fue el Teatro Colombia, no fue el Torres, el cual se ubicaba en la tercera entre 15 y 16, al pasar un largo rato compartiendo con María Beatriz Ramírez, entre risas y pesares, se evidencia en ella tranquilidad, orgullo y el recuerdo intacto a cerca de los cinemas que eran posesión de su familia. Peculiarmente, el primer teatro en la ciudad poseía unas características un tanto particulares, ya que en aquella época o mejor dicho, podría nómbrala como la etapa dorada y colonizadora del cine, sin importar que no se destacara por una muy hecha y arquitectónica edificación, este se destacó por tener una estructura en adobe, prácticamente era guadua con el famoso techo de Zinc, y las sillas, no eran personificadas, individuales y mucho menos con espacio para poner la Cocacola, era unas bancas de madera de aproximadamente 8 metros. Algunos dirán que dicho espacio estaba en condiciones precarias, pero para la autora de este reportaje, fue la cuna del cine, cada guadua, sábana blanca en la que proyectaban y a veces accidentes técnicos, hicieron y dieron paso a la fue y es hoy el cine en muestra ciudad.
Maria Beatriz Ramírez y hermanos
Tomada por: Jessica Cruz

Julio Cesar Ramírez y familia
Tomada por: Jessica Cruz
Y por cuál mente pasaba adquirir un lote baldío y convertirlo en un sitio de socialización y encuentro, solo una persona como Julio Cesar Ramírez, que conocía del tema y conocía la ciudad de Ibagué, y el provecho que podría sacar de todo esto fue inmenso. Pero fue todo esto y cada hora de esfuerzo, hasta el punto de tener que parar el cortometraje, especificó, ¡un cortometraje el cual era nada más y nada menos que a blanco y negro y sin sonido! Pobre la generación actual de jóvenes, esto sería un crimen, detener los cuantos minutos de entretenimiento, cuando el ganado pasaba frente a todos los espectadores.
Cada inversión hecha por Julio Cesar Ramírez, que a propósito como símbolo de representación nombraron un teatro, el teatro Julio Cesar, paso a manos de sus hijos el mismo caso ocurrió con Nelly Ramírez, Hermana de Beatriz Ramírez, dándole apertura al Teatro Nelly, y por último se encargó de ellos, de los teatros que se ubicaban en el centro de la ciudad musical, como, Metropol, Doral, Imperial, Julio Cesar, Avenida. Álvaro Ramírez, el gerente de cada uno de los teatros que nombré anteriormente, incursionando el cine, películas, artistas, en fin el séptimo arte, trasmitiendo mensajes a los cine fanáticos.
-Uno de los efectos del cine es que el ser humano, va a cine y se identifica con uno de los personajes, entones si el cine es bueno como el de Steven Spielberg en color purpura, en la lista de Schindler, las películas de ese tipo, y así hay un mejoramiento en la cultura.
Sin embargo, paradójicamente en los años 40 y 50 aproximadamente, aunque al parecer esto no viene al caso, la religión jugaba un papel muy importante en cuanto a la aceptación de una película o muchas en general, pero según Diomedes Poveda antiguo portero del Teatro Metropol, “La gente como de tradición es católica, iba sagradamente a la misa y el padre criticaba y prohibía ver largometrajes que eran obscenos, pero eso hacía que la gente fuera a ver la película que prohibían y era cuando más se llenaba”. Por lo tanto era proporcionar cierta publicidad a las películas, es decir, aquel picante que era atractivo y a la vez el foco de atención para cualquier persona morronga, que disfrutaba un muy disimulado escote que antes era muy mal visto y negado ante la sociedad, y ahora causa cierta atracción y diversión.
Igualmente, no hay que pasar por alto el gran papel que juagaba María Beatriz Ramírez, que como heredera del muy destacado legado del cinema en Ibagué, nada más y nada menos que fue dueña del antes Cinema Avenida, ubicado en la 22 con quinta, que actualmente es la morada, ya totalmente mente modificada pero con pequeños rastros del tiempo y de las cicatrices que reviven y reconstruyen aquella vieja edificación, como es conocida entre sus familiares María B, llevo más allá la industria del cine en cuanto su círculo familiar, en aquel entonces fue la única que importo películas, nada más y nada menos que hizo parte del festival de Cannes, y adquirió el derecho de películas para Colombia y para otros países como Venezuela y Panamá.
Es decir, todo fue producto de una fuerte asociación familiar, en estos casos se pone en tela de juicio aquel rumor de que los negocios en familia no prospera, que revolucionaron cualquier tipo de filmación o reproducción de un film, como la invitación de personajes reconocidos a nivel internacional. “Mi hermano el señor Álvaro Ramírez, yo creo que es el icono del cine en el Tolima, él siempre estaba en el hall del teatro Imperial o en el Metropol, es un hombre de muy buen corazón, y en su época dorada trajo e invitó Mario Moreno, ¡Cantinflas¡ estuvo aquí en Ibagué, el vino personalmente por la invitación de mi hermano Álvaro” No solo fue una visita esporádica, también se convirtió en un acto de altruismo para los más necesitados, ya que donaron decenas de viviendas, de igual manera cabe resaltar que el señor Álvaro Ramírez en época decembrinas hacia “Matinales” para los niños más necesitados de la ciudad. Quizás esa es la razón por la cual su hermana, recuerda y honra el representativo papel que Álvaro realizo en Ibagué.
Como nombré anteriormente, los antiguos cinemas iniciaron gracias a la acción e intervención de los Ramírez, no solo Julio Cesar Ramírez fue el fundador de los teatros en Ibagué, si no de las empresas eléctricas, por el simple hecho que se necesitaba para proyectar cine unas lámparas muy potentes que eran encendidas por unos carbones de luz, pero la luz en Ibagué, que se llamaba la Luz Municipal en aquella época era de muy baja potencia, la cual no abastecía la intensidad requerida para proyectar, como resultado a esto el pionero del cine decidió unirse con el reconocido doctor Laserna y crearon la empresa que hoy en día se llama Enertolima, además de contribuir a la industria del séptimo arte, también incursiono en el desarrollo eléctrico de la ciudad capital de Colombia.
Otros de los aspectos a resaltar en cuanto al cine en Ibagué, fueron aquellos escenarios que rivalizaban de cierta manera el mercado de cine con los Ramírez, el caso más representativo es del Teatro Torres, que compartía cine cultural en el cual promocionaba la película pero esta no producía lo necesario para generar sostenibilidad a un teatro, entonces el Gobernador o Alcalde encargado notan si en vez de generar el recaudo esperado solo ocasiona pérdidas, se ven obligados a dar un giro, un cambio a la administración, por lo tanto esa rivalidad de reproducir las mismas películas que se proyectaban en los paraísos de los Ramírez, no obtuvo el reconocimiento de Cinema, de esta manera actualmente funciona de la manera adecuada, el Teatro Tolima es la única y perfecta sala cultural, para espectáculos, obras de teatro entre otras presentaciones artísticas que promueven el teatro en el Tolima.
Cada relato y palabras que se ubican en este reportaje es el producto y la reconstrucción del comienzo del cine en Ibagué, iniciado gracias al esfuerzo e inversión de una familia, que localmente era símbolo de la cultura y de la industria del séptimo arte, los Ramírez, que desde un muy rustico invento para proyectar un cortometraje sobre una gran sábana blanca, pasaron a ser dueños de seis teatros que eran focos de la cotidianidad de los ibaguereños que a medidos de los años 50 llegarían a la cúspide del éxito. Aunque muchos pensaron que la llegada del DVD y de las películas por internet iba a condenar al olvido los antiguos cinemas, reitero, el cine se ha adecuado conforme pasa el tiempo y por lo visto nunca pasara a ser el segundo plano si de cultura, arte, y entretenimiento se habla. En resumen, el teatro contribuyo al desarrollo cultural y social, ya que este jugo un papel muy importante en su época, y trascendió la barrera del arte inentendible para volverse un boca boca y la diversión de los ibaguereños.