


JAIME VALDERRAMA:
UN VENDEDOR CON DULCE RECUERDO DEL TEATRO METROPOL
Por: Paula Sofia Upegui Ruiz.
Jaime Valderrama, un vendedor ibaguereño, que a partir de su trayectoria como testigo del cinema metropol, nos brindó algunos detalles de este lugar, incluyendo algunas de sus historias y experiencias.
Su nombre es Jaime Valderrama Laverde, un ibaguereño de 73 años de edad, comerciante, y vendedor de dulces en un local ubicado en la calle 12 con carrera 2, frente al edificio del antiguo teatro Metropol, quien se destaca por su valentía, y su emprendimiento en su labor, siendo reconocido por los habitantes del sector, como un personaje característico “alias condorito”, puesto que desde hace 46 años se encuentra situado allí.
En la actualidad vive con su esposa, matrimonio conformado desde hace 30 años, y su hijo de 28 años de edad en la ciudad de Ibagué, en el barrio Clarita Botero. Es el hijo mayor de tres hermanos, y es apreciado como el perseverante de la familia, por lo tanto se considera una persona muy comprometida con su oficio. A su vez, una de sus actividades favoritas que realiza en sus tiempos libres, son caminar por la ciudad, y realizar los quehaceres de su hogar, junto a su familia los fines de semana.
Dentro de su etapa de estudios, realizó hasta el año quinto de primaria, en la escuela Santander del barrio el Salado. Una vez terminó su periodo escolar, decidió irse al campo a desempeñar actividades como desyerbar, recoger café, preparar cañas, entre otras diferentes labores de la agricultura. “El campo es muy hermoso, pero también es muy duro convivir allá” afirmó el señor Jaime.
Tiempo después, regresó a la ciudad de Ibagué, con un objetivo claro, el de seguir trabajando para él y su familia. Una de las razones por la cual regresó, fue la idea de cambiar de ambiente y por supuesto conseguir una buena oferta laboral.
El local de dulces donde actualmente trabaja, lo logró conseguir por medio de un amigo campesino que un día se lo vendió. Hoy en día se siente agradecido, por el lugar de trabajo que logró obtener, ya que allí diariamente conoce personas y amistades maravillosas. Normalmente, abre su negocio de lunes a viernes, y en ocasiones los domingos de 6:30 am, a 7:30 pm, y en donde su esposa es la encargada de llevarle sus alimentos del día hasta este sitio.
Entre otras cosas, don Jaime recuerda que más o menos trece años atrás, cuando estaba en su momento el teatro Metropol, le traía muchas ventajas a su negocio, ya que se veía beneficiado en cuanto al incremento de sus ventas, y por la gran afluencia de las personas que asistían a las funciones del teatro, porque mucha gente al salir siempre se acercaba a comprar algunos de sus productos. Este comerciante afirma que el Metropol fue el mejor teatro que pudo haber existido en la ciudad. Desde su propia experiencia pudo apreciar cómo eran sus salas de cine, y recordaba que solían ser muy pequeñas, para la cantidad de personas que entraban en ese lugar a ver las películas más famosas de la época; entre esas estaban, las de vaqueros y mexicanas, y dentro de sus favoritas estaban las de Pedro Infante, Vicente Fernández, Antonio Aguilar, Miguel Mejía, y otra cantidad de artistas musicales que atraían mucho a la población adulta.
En muchas ocasiones los administradores del teatro en su momento, le obsequiaban entradas al cine, a los vendedores que laboraban en esos alrededores. Por lo tanto, él solía frecuentar los teatros que existían en el momento, junto a sus hermanos, amigos y quien en ese momento era su pareja.
Una vez desaparece el Metropol, pese a las nuevas arquitecturas de los cinemas ubicados en los centros comerciales de la ciudad, la vida de este vendedor tuvo un desequilibrio, de tal manera que se redujeron sus ventas y su clientela por parte de los que asistían al cine. En contraste, se han venido creando nuevas empresas reconocidas en el sector, generando una gran actividad económica en la cual él se ve beneficiado de forma indirecta.
Tiempo atrás, antes de tener su negocio de los dulces, se dedicó por varios años a la distribución y venta de prensa puerta a puerta en los barrios de la ciudad, y otras empresas que estaban suscritas, en donde su medio de transporte era su bicicleta. Además, comenta que fue una época muy agradable, porque esa actividad le sirvió para conocer mucha gente con gran calidad humana, y siempre tuvo la oportunidad de prestarles el servicio. En especial, conoció algunos locutores de radio, quien por medio de ellos obtuvo más clientela, y fueron ellos los creadores de su famoso apodo “condorito”. Gracias a estas amistades, tuvo la oportunidad de participar en un programa de radio llamado “Las mañanas de Uno” en la emisora Radio 1, con el locutor reconocido Marcelo Álzate, donde fue una de las experiencias más gratas que ha podido tener en su vida.
Finalmente, Jaime Valderrama mantiene una disposición muy clara respecto a su futuro. Considera que su plan de vida es seguir laborando en su negocio, y más adelante dedicarse a descansar después de tantos años de trabajo, sin dejar a un lado ese carisma, y amabilidad que lo caracteriza.