

EL RECUERDO DE LO QUE ERAN LOS CINEMAS



Por: Daniela Franco Palma
Un viaje a través del tiempo rememorando la época de los antiguos cinemas de la ciudad musical de Colombia.
Eran las 6 de la tarde y aun no estaba lista para salir a mi primera cita. Las entradas del cine ya estaban compradas y la película que espere por tanto meses estaba a punto de empezar, salí de mi casa lo más pronto posible, tome un taxi y lo único que pensaba era en llegar rápido, pues el centro comercial quedaba a una hora en bus de donde me encontraba. Mientras recorría la ciudad vino a mi mente recuerdos de mi niñez, miraba por la venta y veía como la ciudad donde nací, crecía y cambiaba con los años. Llegaron nuevos centros comerciales, había muchas más edificaciones y la tecnología ya se estaba adueñando de varios lugares, las pantallas digitales estaban por toda la ciudad.
Durante ese momento recordé aquel cine que visite por primera vez, tenía 8 años y estaba ansiosa por conocer lo que era una sala de cine, me la imaginaba tal como mi mama me lo describía, una pantalla gigante, muchas sillas y lo que más me llamaba la atención era pensar el cómo es posible que existiera una pantalla más grande que la de mi televisor, nunca había visto algo así. Esa tarde tan esperada había llegado, mi hermano menor me acompañaba junto a mi mama y en menos de los que pensé estábamos entrando al gran cinema Metropol. 4 de la tarde y estaba allí sentada con mi hermano viendo por primera vez una película en cine, Narina, se estrenaba en la ciudad y para dos niños de 7 y 8 años la experiencia de sentarse frente a una pantalla tan grande y un sonido que se expandía por toda la sala, hizo que se convirtiera en un hobby, el entretenimiento fue tanto que el cine se había convertido en el plan perfecto para un día después de clase.
Mi taxi ya había llegado al centro comercial, tuvo que haber pasado unos 40 minutos en llegar, mi chico me esperaba en la puerta y estábamos listos para entrar a la sala de cine, fue como recordar esa primera vez en aquel cinema del centro de la ciudad. Palomitas y gaseosa la tradicional comida para disfrutar un buena película. Tras terminar la noche y disfrutar de la función, en mis pensamientos seguía rondando aquel recuerdo del cine que por primera vez me brindo tanta diversión.
Una semana después caminaba por el centro de la ciudad, quise recorrer aquellos lugares donde quedaban los cinemas que tantas alegrías les brindo a los ibaguereños por muchos años. Pero lo que hoy queda de todos los cines que se encontraban en el centro de la ciudad, solo permanecen los recuerdos de lo que algún día funciono como puntos de entretenimiento y desarrollo del arte en Ibagué. Mientras caminaba frente al edificio que hace 15 años fue el teatro Metropol, me encontré con un edificio remodelado, con oficinas y que hoy en día se llama metrópoli.
Grandes ventanas, distintas franquicias de comidas y un parqueadero ocupa el lugar del teatro. Todo esto por la llegada de la tecnología, las innovaciones en la ciudad habían acabado los lugares tradicionales como cines del centro de Ibagué. Estuve allí observando el lugar durante unos 10 minutos, tratando de recordar como esa visita a un lugar como ese teatro, me había cambiado la percepción disfrutar más cada película. Me topé con un hombre que lleva alrededor de 50 años trabajando al frente de este edificio en la misma caseta vendiendo sus dulces, periódicos y brindando más productos. Jaime Valderrama más conocido como “condorito” llego a disfrutar la mejor época que tuvo el cinema, frente de él podía observar, las funciones, la recurrencia de las personas. La verdad fueron años en los que se apreció mucho el tener un cine como ese, llegaban personas de todas partes de la ciudad y lo mucho que disfrutaban cada película, afirma Valderrama.
Y aunque el Metropol no fue el único cine de la época, era al que más acudía la gente. Entonces fue allí cuando la curiosidad me invadía quería conocer cuales fueron esos lugares donde mis abuelos y papas se podían divertir, tener un lugar para compartir con amigos, lo que en esa época aún era muy nuevo. Comencé mi recorrido por el centro de la cuidad, sobre la tercera podía imaginar esas épocas donde las muchachas se vestían elegantes con trajes muy lindos para asistir a una función de cine, así me lo relato “condorito” que vio por muchos años a decenas de personas tener sus primeras citas en un teatro.
Muy cerca a este reconocido cine se encontraban otros como el cinema real, el cual era reconocido por tener una buena cafetería y donde vendían unas esquitas hamburguesas que por cierto eran la favoritas de Armila, una vendedora de perfumería ubicada dentro del centro comercial pasaje real, que llego a disfrutar varios años del cinema que estaba tan cerca de su casa y su trabajo, pero que por desgracia terminado cerrando por la llegada de los cinemas modernos a la ciudad.
Llevaba una hora buscando historias de los cines que alguna vez existieron en mi ciudad, escuchando a varias personas para que me relataran lo que antes se podía disfrutar en una sala de cine, el valor de entrada era moderado y se podía disfrutar de distintos horarios, las mañanas eran para los niños y las películas infantiles y la hora para adultos y las películas de acción eran en la noche. Todo esto cada vez me parecía más interesante, era como estar 20 años atrás y conocer las cosas que para esa época eran lo más divertido, comparado con la actualidad nos convertimos en personas adictas a la tecnología y no vemos más allá de lo que tenemos a nuestro alrededor.
Eran las 5 de la tarde no podía estar entretenida con esas bellas historias, me provocaba dar un paseo al pasado y vivir esas épocas donde se disfrutaba más con la compañía de otra personas y no como hoy miércoles en la noche, que estoy sentada sola en una sala de cine, con la última tecnología 3D e imágenes HD pero con la diferencia de que el compartir una linda tarde con tu chico en sitios románticos como el teatro, se ha vuelto vulnerable a las innovaciones tecnológicas de las nuevas salas de cine.