

HISTORIAS QUE CONTAR: METROPOL



Por: Juan Sebastián Uran Castiblanco
Crónica sobre cinemas antiguos experiencia personal ligada con la entrevista realizada a Diomedes Poveda
Pasadas las 8:00 de la noche de un día de septiembre de 2016, salgo con mi madre de una de las modernas salas de cine de la hermosa Capital Musical de Colombia, Ibagué. Ella, mi madre, comenta entre asombro y risa, los cambios tan drásticos que han tenido los cinemas, comparados con los cinemas de la época de ella. Y es que ella siempre ha sido una aficionada a las proyecciones cinematográficas, pues por este medio encontró amores y finiquitó desamores entre lágrimas y palomitas de maíz.
Mi madre, esta guerrera incansable me ha enseñado miles de cosas para mi vida, pero una de las cosas que más me quedaron fue el amor por las películas, pero estas vistas en cinemas. Pues estos lugares guardan una mística que se siente desde la entrada, pasando por el lugar de comidas, viendo el film, y terminando al salir de la sala.
Recuerdo que desde pequeño íbamos a un lugar en específico en el centro de la capital Tolimense, el Cinema Metropol. Nostalgia me da ahora pasar por allí y recordar esos momentos, ver como se convirtió en un lugar totalmente distinto a la magia que nos entregaba en aquellos momentos, ahora convertido en columnas silenciosas de concreto, que solo ven los años pasar sin ninguna historia que guardar.
Los que ahora tenemos 20 o más años debemos tener algún recuerdo de este emblemático lugar del centro, es que el Metropol guarda historias maravillosas por más de 40 años, donde vio pasar generación tras generación, cada una con su forma particular de apreciar el séptimo arte. En el año 2006 nos dijo adiós este nido de historias, fantásticas por el lado de las películas y reales por el lado de quienes eran los espectadores. Quizá estas remembranzas de aquellos años hacen que se quiera hablar sobre estos lugares emblemáticos, pero también olvidados por las generaciones nuevas. Rescatar estos lugares o al menos su historia.
Decidí hacer una toma a este lugar en específico, el Metropol. Con la ilusión de encontrar un personaje que tuviera trascendencia para este lugar. Así fue como el señor Diomedes Trabajador de oficios varios, no solo de este cinema sino de que hacia relevos de otras salas de proyecciones. Pero el Metropol era su lugar predilecto, como cosas del destino, para trabajar, y aun hoy mantener su labor como guarda de seguridad. No hay otra persona que conozca tanto de este lugar como él, pues antes de ser el celador, era el que arreglaba las sillas deterioradas, quizá por la emoción que sentía el público visitante. Además era operador, digamos que era un dueño sin título inmobiliario de este mágico lugar.
Comparo los relatos del señor Diomedes y es que en algunas cosas los cinemas antiguos y los de estos años son similares. La duración de las películas y los conjuntos de familias que iban y van a los cinemas es similar. Pero la llegada de los teatros nuevos dio cabida a las diferencias, diferencias que Don Diomedes notó, fue algo apocalíptico, pues estas salas de cine llegaron con equipos nuevos, mejor sonido e iluminación. Poco a poco vio como las otras salas del centro se fueron vendiendo y terminando, esta venta del Metropol fue la que más le dolió y le duele a Don Diomedes, pues esta ya era su casa, que hacía 22 años lo había acogido, luego de su llegada del campo, como su fuente de ingresos.
El señor Diomedes pensó que jamás volvería a ver este lugar, al cual le había entregado su sudor, su cansancio durante 22 años, a cambio de un sueldo, de historias las cuales contar y de amistades inolvidables. Cuando inician a vender los teatros céntricos de la Musical, el vigilante, Diomedes parte a otros rumbos a seguir en su labor de guarda de seguridad. Allí era más duro el trabajo, por la soledad que era cuidar una edificación en construcción y por los recuerdos de su amado trabajo en el cinema Metropol. Pero estas amistades inolvidables que había creado allí no lo iban a olvidar. Cuando el edificio lo toman nuevos dueños, dejan a la antigua secretaria del cinema, de administradora, ella sabiendo del profesionalismo y del vasto conocimiento del lugar que Don Diomedes tenía, y hoy día conserva, ella no dudaría en llamarlo para que fuera el vigilante de aquel edificio Metropol que entraba en una transición.
El edificio Metropol, de tres pisos y las paredes de la fachada es lo que hoy en día quedó como recuerdo y estructura del antiguo cinema. Todo el interior de esta edificación es nuevo, no quedan ni siquiera ni sillas, ni un resquicio de pantalla de lo antiguo. Todo esto se convertiría en un parqueadero, la rama judicial y una registraduría. Pero lo que todavía conserva es a su humilde y solidario guarda de seguridad. La persona predilecta para contar historias del viejo y el nuevo Metropol, de su carrera 2da y de su calle 12, en el centro de la hermosa Capital Musical colombiana, Ibagué, Tolima.