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Una vida tejida en hilos

Por: Alejandro lópez

mparo rojas es una madre cabeza de familia que por más de 10 años ha trabajado en el área textil para sacar a sus hijos a delante.

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Todo empezó cuando tuvo a su primer hijo “la situación en mi casa no era la mejor, mi papá no tenía trabajo y mi mamá vivía de los remiendos que hacía a los vecinos del barrio mi esposo trabajaba en construcción, pero aun así la plata no alcanzaba” cuenta Amparo que para poder aportar un poco a los gastos de la casa decidió aprender a coser con la mejor maestra que podría tener en la casa, su madre.

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Amalia de Rojas fue una señora que en los años gloriosos de la era textil trabajo para las grandes industrias de la región “ella llego a realizar vestidos de novia para dos amigas de ella y en el barrio era reconocida pues era la costurera de la cuadra” ella decidió retirarse del lugar donde trabajaba y en su casa armo su propio espacio de costura, donde cada semana llegaban personas para hacer diferentes arreglos a ropa nueva y usada.

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Al principio solo tenía una máquina de coser, pero con el tiempo pudo ahorrar y comprar dos más con las que pudo enseñar y emplear a una vecina y a su hermana menor para que tuvieran un trabajo digno, su labor siguió creciendo y empezó hacer uniformes para colegios cercanos al barrio eso le ayudo a ganar más fama entre los vecinos que cada año acudían a ella para comprar la dotación para sus hijos.

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Pero los días de esfuerzo y noches de trasnocho hicieron que la salud Amalia se deteriorara entonces su hija, quien tenía la necesidad de buscar un trabajo, decidió tomar el lugar de su madre “al principio su duro pues yo no sabía ni enhebrar una aguja, mi mamá fue muy paciente conmigo mi tía también fue de gran ayuda, pues antes de que se fuera a vivir con su familia a Bogotá me enseño todo lo que sabía”

Pero hacer un nombre en el sector no fue fácil, pues por el hecho de ser la hija de la costurera estrella del barrio, no le daba credibilidad a ella de su trabajo. Las cosas se fueron dando y con el tiempo se ganó la confianza de los clientes que vieron en Amparo la oportunidad de seguir confiando su ropa a la costurera del barrio.

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Su madre ya de la tercera edad en ocasiones le sigue ayudando a su hija cuando no se siente tan fatigada y en el día que es cuando mejor ve, para ella es muy importante su presencia pues le sigue dando consejos para que se oficio siga mejorando.

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Su costurero, como ella lo llama, queda ubicado en el barrios las ferias, al sur de la ciudad.

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