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Ibagué, Un legado textil

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Por: Jhonatan Rodríguez

 pesar del cierre de las textileras en la ciudad de Ibagué, entre los años 2013 y 2014 las experiencias de quienes trabajaron en estas compañías Hilacol y Fibratolima, decidieron dedicarse a coser de manera independiente, demostrando las posibilidades de como la ciudad por medio del trabajo conserva ese legado textil que bien tiene desde los años 80.

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Rosa Helena Rojas Beltrán, recuerda cuando tenía 10 años de edad, estudia en la primaria y vivía en la ciudad de Bogotá, llegaba en las tardes a su casa y siempre veía a su mamá, en su máquina de coser y podía quedarse horas viendo pasar cada corte de las prendas que hacia despertar sus gustos por la costurería.

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Su madre Helena Beltrán, siempre se interesó en que su hija aprendiera de este oficio por esto empezó a enseñarle algunos secretos básicos para lograr realizar diseños, el principio fue con la técnica de bordado donde pasaron horas hasta que pudo lograr su primera flor que iría en uno de los vestidos que en ese momento se encontraba su madre diseñando. Poco tiempo después Rosa Helena, Empezó a diseñar los vestidos para sus muñecas y ayudaba en sus ratos libres a su madre quien siempre la ponía a bordar, consideraba que lo hacía muy bien.

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Cuando cumplió 15 años empezó a colaborar en el taller de su mamá, donde básicamente tenia tareas de corte de telas, bordaje, costuras pequeñas, para ella esto era uno de sus mejores pasatiempos estar rodeada de máquinas, telas, hilos, retazos de diseños la hacía inspirarse y soñar con ser una diseñara profesional y poder realizar su propio álbum de diseños.

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Pero sus “hobbies” con el tiempo fueron cambiando cuando cumplió 17 años conoció el amor y empezó a ver el mundo de otra manera, esta relación duro 6 años con quien tuvo su primer hijo Gustavo Andrés Rojas Beltrán, y por el tuvo que empezar a trabajar a la edad de 23 años, ya que el padre después del tiempo no se interesó por hacerse cargo más de él. Rosa Helena le toco recurrirá a lo que fue su pasado en el oficio de la costurería.

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Salió una mañana en búsqueda de una empresa textil que le diera la oportunidad de retomar este oficio y aprender más. este oficio donde se debe estar actualizado tecnológicamente, las confecciones en ese momento eran diferentes a las que había aprendido de la mano de su madre, en medio de su recorrido le dieron la oportunidad en una pequeña casa donde se encargaban de coser para empresas satélites y se vio enfrentada entré hacer costura por necesidad, como lo hacen muchas para llevar cada mes un dinero a casa y su deseo que había despertado de nuevo de coser.

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“En fin, no hay tiempo para lamentos.” El amor llego de nuevo a la vida de Rosa Helena, Conoció un hombre quien recién empezaba en la fábrica donde laboraba y en medio del coqueteo un día empezaron a salir y un año más tarde esta relación venida de manera rápida y seria. Hace 10 años decidió dejar su vida en Bogotá y radicarse en Ibagué, debido a que Geovanny Varón el hombre de quien se había enamorado había conseguido un trabajo mejor pago. Al llegar a la ciudad, Rosa Helena, trabajo por unos meses en Fibratolima, pero tuvo que renunciar por motivos de fuerza mayor en ese momento recuerdo las palabras de su madre que tuviera cuidado con el calor que hacia sus efectos y el efecto fue un año después tener a su segundo hijo Karol Varón.

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Convertida por segunda vez en madre y con las posibilidades laborales que en ese momento eran reducidas y no pudieron hacer nada más que empezó a conocer de manera independiente. Al principio fue duro. Pues recuerda bien esas las largas jornadas laborales donde tenía que cumplir con algún satélite o diseñador que requerían de su doble esfuerzo para sacar un proyecto de costura y que, pese a ese esfuerzo, hoy tienen más reconocimiento esa empresa o diseñador, que quien está detrás de esa prenda en una maquina con los ojos rojos y sin el tiempo para compartir en familia, esa es una paradoja de este oficio.

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En este trabajo se establece con el tiempo una relación con las clientas quienes vienen a ellas con el ánimo de tener una prenda especial y única que solo lo puede dar una costurera independiente.

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En un momento de nuestro encuentro llego una de sus clientas. “Vecina, ¿cómo va mi vestido?”  Preguntó con ese tono de duda y una mirada fría, pero sólo bastó que Rosa Helena, le respondiera que “Si”, para que todo cambiara; ella encontraba minutos antes en su máquina que repica Taca, taca, taca. logrando sacar la prenda para hacer feliz a su cliente, quien entre risas la invitó a medirse su vestido para ver si algo hacía falta.

En el 2008 el año llegó una nueva sorpresa para la familia, el último integrante Diego Varón, por quien Rosa Helena, debió dejar de lado unos meses las máquinas. Cuando cumplió sus 4 meses de lactancia retomó como buena costurera que no se retira nunca y llegó triplemente más cargada.

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Conoció una mañana a la señora Gloria Duarte, quien estaba interesa en trabajar con ella en dos redes satélites, en los cuales en la actualidad cose para ellos sin ningún contrato o beneficio de ley para los trabajadores; Las grandes compañías se encargan de crear estas redes satélites con el fin de ahorrarse el dinero de pagar la mano obrera y las prestaciones.

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Hablando con ella esa noche, me doy cuenta de su desencanto con los satélites, si bien son un beneficio, debido a que se trata de  un trabajo mensual que se suele tener fijo sólo que si en algún momento alguien le hubiera dicho  que los pagos de estos trabajos no son ni comparados con el valor que tiene la prenda al ser vendida al público, como costurera Gloria trabaja con precios por prenda entre los $1.500 a $5.000 dependiendo la complejidad, sin importar que la tienda cobre por esa misma prenda mucho más, de haber sabido Gloria nunca hubiera aceptado estos trabajos, pero después de que trabaja con estos satélites no tienen forma de salir ya que las necesidades lo hacen necesitarlos.

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En efecto las costureras deben trabajar a ritmos intensos para poder entregar a tiempo las prendas elaboradas; realizar tareas la productividad que los productos deben tener lo exige así; aceptar un sistema de pagos injusto, dada la situación de desempleo y la competencia entre sus iguales, esto les impide realizar una negociación justa de la remuneración por su trabajo.  El estrés está implícito en su entorno laboral. El trabajo a domicilio y el desempleo son el marco en el que se desenvuelven las y los trabajadoras de la costura día a día.

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En medio de la conversación surge una pregunta ¿y si se enfermaba?, que pasaría y de inmediato ella me dice que el enfermarse es un lujo que no pueden darse, ya que deben trabajar, aunque tengan problemas de salud, pues no les pagan las incapacidades. Se sabe que los principales padecimientos que presentan las trabajadoras de la costura con lo largo del tiempo son conjuntivitis, várices, ansiedad, trastornos del sueño y sordera como lo afirma también Irene En la costurería no existen horarios ya que es una mezcla dentro del gusto por labor y la necesidad de cumplir con cada proyecto, obligando a ocultar las insatisfacciones con las condiciones de trabajo.

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Después de que no se encontraba ninguno de sus familiares, me contó un secreto y es qué estaba visitando seguido al médico, debido a que parecía indicar que posiblemente debía operarse, “algo difícil de afrontar este trabajo es mi vida por eso siempre me despierto le pido a Dios que me de las fuerzas y ayude a estar bien” Parte de la rutina de Rosa Helena que siempre piensa que hoy puede ser día.

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A pesar de todo la costurería, es un motivo que hace sentir orgullosas a quienes la ejercen, pues en medio de todo este oficio permite integrar a la familia ya que ellos son la inspiración paraqué cada mañana prenda su máquina y además siempre sus hijos tienen a su mamá en casa que les puede ayudar en una tarea o algún problema que tengan  Ha comprado una casa son cosas a las que hay que agradecerle a este oficio, también puede sacar el dinero para el colegio de sus hijos y aportar para su hogar.

Ayer se encontró con Ángela Rodríguez, una chica que se encarga de vender paquetes de viajes, revisando su oferta vacacional la señora Rosa Helena resulta haciendo la compra de un tour para el parque del café, una sorpresa que le dará a su familia la próxima semana cuando termine de pagar el valor de este y con el que busca aprovechar y disfrutar de su familia” Me imagino la cara de alegría de todos cuando les diga, Nos vamos de vacaciones en semana santa.”

 

Antes de que nos diéramos cuenta, ya era 1:00 de la madrugada, y aún tenía que coserle el escudo a unos uniformes que estaba realizando para uno de los satiles con los que trabaja, este será el trabajo del mes de febrero con el que debe tener listos 200 buzos para un importante colegio de la ciudad.  “Después seguiremos con esta charla que estés muy bien".

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