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La historia detrás de la máquina

Por: Nicolé Juliana Cerón Nonato

 a industria textil es un sector de la economía que abarca todos los aspectos relacionados con la moda, la maquila y la venta del resultado de dichos productos. Ser parte de la industria textil, según muchos de sus autores, implica estar constantemente en el campo de trabajo. De esta forma, se garantiza innovación, que es una de las cualidades que caracterizan este sector.

 

Ibagué es una ciudad que con el paso de los años ha avanzado en diversos sectores industriales. Sin embargo en la parte textil, a pesar de que ha sido destacada como ciudad, no ha tenido el impacto que esperaba en la parte de maquila. Es por ello, que actualmente la dirección que cámara de comercio y el clúster de moda de Ibagué decidieron darle a la industria actual según Cristian Gutiérrez, el coordinador del mismo, un enfoque en la parte de alianzas y nuevos negocios. De esta manera, se espera que Ibagué como ciudad de producción textil y emprendedora, tenga relevancia a nivel nacional.

 

Para llegar al día de hoy, en el cuál se busca un posicionamiento del sector textil en el mercado nacional, se comenzó a trabajar desde años atrás. Según el periódico “El cronista” en el año 1978 se dictaban cursos y capacitaciones en el sector textil a amas de casa principalmente. Desde esta época e incluso antes, se comenzaron a formar muchas mujeres que actualmente laboran o laboraron en el sector de la costura. “Quién me enseño la primera vez fue mi mamá” expone Jazmín Rodríguez, quién hoy en día labora en la parte textil como costurera, y permite entrever el legado dejado por este arte de crear con las manos. Es por ello que actualmente se encuentra trabajando en la innovación de productos en su negocio, para poder sacarlo oficialmente al mercado.

 

Así como Jazmín, en Ibagué se encuentran muchas mujeres que tienen aspiraciones parecidas y que vienen de ese primer método de aprendizaje de familias. Es por ello que varios de los negocios que se forman en la parte textil y que no requieren una formalización inmediata son los satélites. Un satélite es un taller de confección que trabaja a partir de la producción en cadena, es decir, que la pieza pasa por las manos de más de una persona. Este tipo de producción se utiliza mucho para la producción de grandes cantidades de ropa. Es por ello que los satélites son utilizados, en su mayoría, por grandes empresas que requieren producción continúa con mano de obra económica.

 

Puede que los satélites sea una buena manera de trabajar por el tema del volumen. Más sin embargo, para las personas que hacen parte de los talleres de confección, este tipo de trabajo puede llegar a ser desgastante y con bajos salarios. ¿Por qué se plantea este panorama? Los satélites son usualmente dirigidos por una persona, en su mayoría la o el dueño de la maquinaria. Esta persona se encarga de generar contratos y acuerdos en los que se les designe cierta producción para que el satélite comience a trabajar. Por el tipo de acuerdos que se hacen, las grandes empresas pagan por prenda sacada, no por personas contratadas o tiempo de producción. Esto implica que cosas como prestaciones sociales, salud y pensión junto con otros beneficios laborales que los empleados deberían tener, no los tengan.

 

Aún así hay personas que han podido subsistir y salir adelante siendo satélites. Este es el caso de la señora Patricia Quintero quién posee un taller de confección y labora en sus máquinas junto con sus hijas. Ella se limita a negociar con el proveedor fecha de entrega y costo por prenda. De esta manera asegura un ingreso con el que puede mantener la mano de producción de su línea de producción en cadena. Lo que ha hecho que esta mujer sepa y conozca cómo trabajar en el sector textil, es la experiencia que posee en la industria. Desde hace 25 años Patricia viene siendo parte del mundo textil como operaria y actualmente es dueña de su propio negocio de producción. Es está pericia adquirida por la experiencia lo que le permite manejar sus empleados y gestionar acuerdos con las empresas para las que trabajan.

 

Actualmente en Ibagué la presencia de satélites como el de Patricia es bastante frecuente y amplia. Esto permite a las empresas escoger con que taller quieren trabajar su producción, generando así competencia y condiciones favorables en el tema de los costos.Hoy en día está de moda trabajar independiente y no en grandes empresas de producción como ocurría décadas atrás.

 

Ibagué es conocida como “la ciudad del tejido de punto y el algodón”. La ciudad, según Cristian Gutiérrez, coordinador del clúster de moda de la cámara de comercio, está posicionada como centro de producción de polos y camisas.  Este nombre no se adquirió recientemente, la industria y la producción de la materia prima de la ropa producida, que es el algodón, viene siendo tema de debate desde muchos años atrás. “El Combate” periódico que circulo en Ibagué en los años 90 registró entre sus noticias una crisis a nivel nacional con respecto a la producción del algodón con una disminución de hasta cinco mil toneladas de producción. Esto implicó un aumento de precio del producto y nuevas formas de importación del mismo para asegurar el funcionamiento del sector textilero.

 

Hoy en día empresas como CP Company o Pigmento, son pioneras en producción de tejido de punto en polos y camisas.  Sin embargo un problema que afrontan estas empresas y en general la industria abarca todo el tema de mano de obra. En estos momentos, la mano de obra en el sector textil está mal remunerada.

 

A pesar de los diversos inconvenientes que ha tenido el sector textil a lo largo de los años en la ciudad de Ibagué y el departamento del Tolima, ha logrado mantenerse vigente en la mayoría de los casos. Un hecho nacional que definitivamente marco este sector, fue el Tratado de Libre Comercio (TLC). Este acuerdo realizado con el fin de facilitar las exportaciones del producto interno y las importaciones de productos externos, complicaron el mercado para la industria textil y de costura. Las prendas traídas del exterior, manejan un precio más bajo que en el país, los productores no pueden disminuir sus precios dados los costos de producción. Esta situación, más el crítico estado de la producción algodonera, causaron el cierre entre los años 2007 y 2009, de diversas empresas reconocidas en el departamento, como: Texpinal, FibraTolima, Coltejer. De esta forma fue disminuyendo en el sector textil, las empresas de confección y maquila de ropa. Al final solo quedaron vigentes las empresas de marcas posicionadas en el mercado con sus propios puntos de producción y distribución. Es por ello que se está apoyando a nivel municipal, las iniciativas de emprendimiento en el sector textil y de costura.

 

Carlos Sánchez es un empresario proveniente de la Plata – Huila. Eskandalo la marca del producto que le permitió retarse a ser mejor cada día para llegar a tener la empresa de la cual es actualmente dueño. Proveniente del campo, Cristian insiste en la importancia de ser “verraco” y dedicado para llegar a ser prospero en este sector. En su pueblo natal, él aprendió a manejar la máquina de coser y fue enseñando y capacitándose mucho más en el tema. Como buen emprendedor, decidió crear su propia marca de jeans “Eskndalo”. Esta marca es la que le ha permitido progresar en el campo textil, permitiéndole adquirir sus propias máquinas de corte y  de coser. Sin embargo, como se había comentado antes, es necesario para él, ser parte de las empresas que producen por medio del sistema de satélites. De esta manera, asegura una producción continua y de bajo costo.

 

Para un empresario como Carlos es complejo llegar a tener una gran fábrica de producción como se tenía anteriormente en empresas como Texpinal, Fabricato, Fibratolima o Fatextol. Estas estaban formadas principalmente por maquinaria especializada y un gran volumen de empleados que trabajaban en un complejo adecuado a sus labores.  El cierre de este tipo de empresas es atribuido a factores económicos y sociales. En los antiguos lugares en los que estaban ubicadas estas empresas se observan restos de materiales como el algodón que antes eran utilizados en la industria textilera de la ciudad musical de Colombia. Actualmente estos complejos están en estado de abandono sin ninguna presencia más que la de animales que se criaron ahí con el tiempo. El legado de estas empresas que tan importantes fueron en su momento, se ve en la cantidad de buenas modistas que en su trayectoria profesional laboraron allí. Estas industrias fueron para muchas personas esa primera oportunidad de trabajar y conocer el sector textil, por ende se convirtieron en su punto de partida.

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Durante el año 2002, hubo hechos importantes que incidieron en la industria textilera. El ATPA (Tratado de preferencias Arancelarias para Países Andinos) fue un suceso documentado por el periódico Tolima7días. De esta manera se exponía como “La esperanza” de más de un centro textilero para llegar a ganar en el negocio de la exportación de productos. Aún así este tratado exigía inversiones en infraestructura y maquinaria para de esta forma generar la producción que se preveía, esto pudo ser un factor negativo para esas industrias textiles. Ahora en día con la desintegración de estas empresas, el negocio de las exportaciones ha disminuido su campo de impacto a las marcas y empresas ya constituidas. Es por ello que con agremiaciones como el Cluster de moda se busca potenciar y dar oportunidad a la pequeña y mediana empresa.

 

Del día de hoy a unos años más adelante, se busca que el Tolima sea reconocido por tener influencia en la circulación del producto textil. Así como la participación de los satélites en la oferta nacional de producción. Como departamento y ciudad, es mucho el potencial que se observa desde este sector de la industria, se espera que se pueda potenciar en niveles de maquinaria, personal de producción  y que harían de Ibagué, una ciudad textil.

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