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El Rey nunca perdió su trono

Por: Christian David Acuña Hincapié

Transcurría el 2004, el gusto por el rock ya había comenzado a manifestarse un par de años atrás, el cabello comenzaba a caer más abajo de mis orejas, algo anormal para cualquier familia tradicional. Conseguir música en la época no era fácil. Con un viejo amigo, Omar; nos pasábamos casetes y grabábamos lo que llegara. Así se alimentaba el gusto por algo que no era tan comercial.

En una tarde vallecaucana, en donde hacía un calor infernal, llegué a casa y sintonicé por accidente Teleantioquia, observé un “Pela’o”, realmente no tan joven, su apariencia daba a entender que era un programa de televisión diferente pero, aparte de Play TV ¿quién más podía poner rock? A partir de ahí me puse una cita diaria de obligatorio cumplimiento, Musinet pasaba todo aquello que sonaba y se movía en la escena antioqueña del momento.

Gustavo Blanco, precursor de esta idea, me enseñó de música, me mostró cosas que la gente corea, poguea y disfruta, era una época que olía a juventud, vino y patineta.

Desde Mojiganga a Calibre 38, de Tr3s de Corazón a Rey Gordiflón, todas entraron sin tocar la puerta. Hoy, 15 años después, puedo decir que he visto el 100% de las que me gustan en vivo, la que me faltaba fue un amor de primera y última vez.

¡El Rey no se va!

Medellín es cuna de bandas de arraigo, músicos que creen en su talento y público que valora ese esfuerzo y compra sus discos y mercancía. Tal vez por eso en el Carnaval Fest 2019 All Stars los coros de las canciones eran más fuertes cuando salían las bandas locales que las mismas internacionales.

Meses atrás la gente propuso la reunión de una banda que se fue sin decir adiós. La Corporación Tr3s de Corazón, organizadora del evento, ya había reunido a Bajo Tierra y a Nadie ¿por qué no traer a la tarima de nuevo a Rey Gordiflón? La tarea fue difícil, después de mucha expectativa la banda lo anunció… Volverían pero no para quedarse.

Ni el polvo, ni el cansancio de dos días, impidieron que el público coreara por espacio de más de una hora las canciones más representativas del grupo, Sabor a mí, Solías y un memorable cierre con Feeling Down hicieron que las lágrimas y gritos brotaran en cada uno de los asistentes. Entre tema y tema, el coro se repetía… “No se va, no se va, Rey Gordi no se va”.

Era el grito de una generación, de muchas personas que tal vez como yo, destinaban media hora de su día para conocer nuevas propuestas musicales. Los recuerdos de mujeres que fueron conquistadas con las líricas de una canción. De hombres que a pesar de su rudeza asimilaban los mensajes con franqueza y cantaban con el corazón.

Cayó el telón y todos quedamos mirando alrededor, nadie asimilaba que un show de esa categoría no se diera de nuevo. Aún guardo las esperanzas de volverlos a ver, aunque en palabras de ellos mismos… "No somos como Vicente, nosotros no vamos a volver."

Fotografías realizadas por Christian Acuña.

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